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SANTORAL DE LA ARCHIDIÓCESIS DE VALLADOLID

 

María Santísima de San Lorenzo

Patrona y Alcaldesa Perpetua de Valladolid.

Según la leyenda, hacia el año 1090 un sacerdote trasladó la imagen desde Consuegra (Toledo) para librarla de la ocupación musulmana, ocultándola en una cueva en la margen izquierda del río Pisuerga. Tras el hallazgo de la imagen por un pastor en 1125, fue colocada en la Puerta de los Aguadores, por lo que pasó a conocérsela como Virgen de los Aguadores. 

Hacia 1250 y con motivo de la demolición de la cerca, por el ensanche de la ciudad, fue llevada a la ermita de San Llorente. A partir de ese momento comienza a ser conocida como Virgen de San Llorente o de San Lorenzo. Dicha ermita fue convertida en parroquia en la primera regencia de Doña María de Molina (1295-1301).

En 1485 se construye un nuevo templo en honor de la Nuestra Señora de San Lorenzo a cargo de Don Pedro Niño, Regidor de la ciudad. Templo que fue ampliado y restaurado en 1613.

Estilísticamente la Imagen data en la segunda mitad del siglo XIV, y representa a la Virgen María sentada en trono, y ella misma se presenta como trono de su Hijo. En la mano derecha sujeta un pomo (en ocasiones se ha identificado como un fruto) y en la izquierda sostiene al Niño Jesús quien posa una mano en el pecho de la Madre, mientras sujeta un libro en la otra mano.

Invocada como Patrona de la ciudad ya desde el año 1637, y en 1685, siendo rey de España Carlos II es entronizada en el altar mayor del templo de San Lorenzo.

La Real y Venerable Hermandad que lleva su nombre fue erigida canónicamente el 7 de octubre de 1781.

Declarada oficialmente Patrona de Valladolid por el Papa Benedicto XV el 23 de febrero de 1916. Fue autorizada su Coronación Canónica por el Cabildo de la Santa Patriarcal Basílica del Vaticano mediante Breve fechado el 15 de marzo de 1916.

La ceremonia de Coronación Canónica tuvo lugar el 21 de octubre de 1917 en la terraza de la Casa Consistorial de Valladolid, ciñendo la presea en las sienes de la Imagen el Cardenal-Arzobispo de Valladolid Don José Maria de Cos y Macho, tras el Pontifical celebrado en la S.I. Catedral.

El 8 de septiembre de 1950 recibe la medalla de la ciudad.

Restaurada en el año 1956, fue despojada de los mantos que hasta entonces ocultaban la talla.

Fue nombrada Alcaldesa Perpetua de Honor de la Ciudad de Valladolid en 8 de septiembre de 1963, por lo que ostenta el bastón de alcaldesa tanto en el Camarín de su iglesia como en sus salidas procesionales.

En 1966 se hunde el viejo templo y es trasladada a Santa Ana donde permanece hasta 1987. Desde entonces se venera en la Iglesia Parroquial de San Lorenzo Mártir, dicho templo fue consagrado el 30 de agosto de 1987, conservando del antiguo templo la torre, la portada y el atrio.

El 8 de septiembre de 2003, se recupera la salida procesional de la Virgen de San Lorenzo en el día de su fiesta (8 de septiembre).


San Pedro Regalado, Patrón de Valladolid

Nació en el año 1390 en la entonces denominada calle de la Costanilla, hijo de don Pedro Regalado y doña María de la Costanilla, siendo bautizado en la ermita de Santa Elena que posteriormente se convertiría en la Iglesia Parroquial del Santísimo Salvador.

En 1403 vistió el hábito franciscano en el Convento de San Francisco de Valladolid, realizando a continuación el año de noviciado, tras el cual hizo la profesión. Se unió a Fray Pedro de Villacreces ante quien hizo profesión en la reforma que promovía dicho franciscano en el convento de la Aguilera. En 1412 es ordenado sacerdote.

Posteriormente, en 1415, ambos fundan el Convento del Abrojo, donde San Pedro Regalado queda como maestro de novicios.

Falleció en el Convento de la Aguilera, el día 30 de marzo de 1456.

Beatificado en 1683 por el Papa Inocencio XI y canonizado solemnemente el 29 de junio de 1746 por S.S. Benedicto XIV. Ese mismo año fue declarado Patrono de Valladolid, fijándose su fiesta el 13 de mayo.

Su fiesta se celebra el 13 de mayo.


Santa Teresa de Jesús

Patrona de la Provincia eclesiástica de Valladolid (8 de abril de 1886)

Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada nace en Ávila el 28 de marzo de 1515. Era hija de Alonso Sánchez de Cepeda (1471-1543), quien estuvo casado en dos ocasiones. La primera, con Catalina del Peso y Henao, con quien tuvo tres hijos: María, Juan y Pedro de Cepeda y del Peso. Con su segunda esposa, Beatriz Dávila y Ahumada (+ noviembre de 1528), contrajo matrimonio en Gotarredonda, el 14 de mayo de 1509, de cuya unión nacieron: Hernando de Ahumada, Rodrigo, Teresa, Lorenzo, Antonio, Pedro, Jerónimo, Agustín y Juana. En su infancia, Teresa fue muy aficionada a los libros de caballerías y las vidas de Santos, rasgo que compartía con su hermano Rodrigo, hasta el punto que siendo niños, en 1522, huyeron de su casa para ir en busca del martirio, siendo encontrados por uno de sus tíos en Adaja, quien los devolvió a su madre.

Unos años más tarde, en 1528 fallece su madre, en ese duro trance, la joven Teresa pone su confianza en la Santísima Virgen, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Caridad, que entonces se veneraba en el Hospital de San Lázaro.

Contando con 16 años, en 1531, su padre la internó en el convento de Santa María de Gracia (Religiosas Agustinas), pero en cuestión de año y medio tuvo que volver a su casa aquejada de una grave enfermedad. Ya recuperada, entre los años 1533 a 1536 su vida transcurre en la ciudad de Ávila, frecuentando la buena sociedad abulense, pero cada vez más decidida por la vida retirada y piadosa. Determinada a tomar el hábito carmelita contra la voluntad de su padre, en 1536 huyó de su casa para dirigirse al convento de la Encarnación (Ávila), monasterio en el que se encuentra su amiga doña Juana Suárez. Allí Teresa tomó los hábitos el 2 de noviembre de ese mismo año (1536) y, tras un año de noviciado hizo su profesión solemne el 3 de noviembre de 1537.

Al año de su ingreso tubo que volver a casa de su padre, aquejada nuevamente por una grave enfermedad, de la cual los médicos no supieron precisar en principio de que se trataba, aunque posteriormente piensan que es tuberculosis llegando a estar en el mes de agosto de 1539 unos días en un posible estado de coma. Pudo recuperarse de esta enfermedad y volver al convento de la Encarnación, donde permanece tullida tres años, en 1542 se siente curada por San José.

En mayo de 1556 tiene lugar la experiencia del Desposorio Místico. Cuatro años después, en 1560 recibe la gracia de la Transverberación de su corazón

Famosa es la Reforma iniciada por ella en la Orden del Carmelo, con la que pretendía devolver el antiguo rigor de la Regla, mitigado en 1432 por Eugenio IV, y poner en vigor la aprobada por Inocencio IV (c. 1247-1248). Dicha Reforma que recibiría el nombre de Carmelitas Descalzos, quedó iniciada con la apertura del Convento de San José de Ávila (concedida por breve otorgado por Pío IV de 7 de febrero de 1562) que tuvo lugar el 24 de agosto de 1562, fecha en la que toman los hábitos las cuatro primeras novicias descalzas y se coloca el Santísimo en dicha iglesia. Ésta será la primera de una larga lista de fundaciones.

Mantuvo buena relación con otros religiosos de la época que también llegarían a la gloria de los altares, tales como San Francisco de Borja (al que conoció en 1557), San Pedro de Alcántara, San Luis Beltrán y San Juan de la Cruz, quien se encargaría de la reforma de la Orden Carmelita en la rama masculina.

El 22 de junio de 1580 Gregorio XIII expidió la bula para la formación de provincia aparte para los descalzos.

Dos años más tarde, y después de muchos viajes, al llegar a Alba de Tormes (20 de septiembre) su estado empeoró. Recibido el viático y confesada, murió en brazos de Ana de San Bartolomé la noche del 4 de octubre de 1582 (día en que el calendario juliano fue sustituido por el calendario gregoriano en España, por lo que ese día pasó a ser, viernes, 15 de octubre). Su cuerpo fue enterrado en el convento de la Anunciación de esta localidad, con grandes precauciones para evitar un robo. Fue exhumado en 1584 en que se encontró intacto, amputando la mano derecha que se llevó a Lisboa. El 25 de noviembre de 1585 se trasladó el cuerpo al Convento de San José de Ávila, quedando el Alba un brazo; pero el cadáver, a instancias del Duque de Alba, por mandato del Papa Sixto V, fue devuelto al pueblo de Alba el 23 de agosto de 1586, habiéndose hallado incorrupto.

Como escritora mística, destacan sus obras: Camino de perfección (1564-1567); Conceptos del amor de Dios y Castillo interior o Las moradas (1577).

También son suyas: La Vida (1562–1565); Libro de las relaciones; Libro de las fundaciones (1573–1582); Libro de las constituciones (1563); Avisos de Santa Teresa; Modo de visitar los conventos de religiosas; Exclamaciones del alma a su Dios (1567); Meditaciones sobre los cantares; Visita de descalzas; Ordenanzas de una cofradía; Apuntaciones; Desafío espiritual y Vejamen.

El proceso de canonización se inició en 1604. Fue beatificada el 24 de abril de 1614 por Paulo V, y canonizada por Gregorio XV el 12 de marzo de 1622, junto con San Isidro Labrador, San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier y San Felipe Neri.

Las Cortes de Cádiz, a propuesta del representante de Guatemala, señor Larrazábal, decidieron el 28 de junio de 1812 restablecer el Co-patronazgo de las Españas, ya acordado por las Cortes de Madrid de 1617 y 1626, co-patronazgo que provocó la apasionada y secular polémica en que tan inteligentemente intervino también el gran admirador de la santa escritora, don Francisco de Quevedo.

El 8 de abril de 1886. Santa Teresa de Jesús es declarada patrona de la Provincia eclesiástica de Valladolid.

Fue nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad de Salamanca (1922) y posteriormente fue designada Patrona de los escritores españoles (por Pablo VI el 18 de agosto de 1965). El 27 de septiembre de 1970 se convirtió (junto con Santa Catalina de Siena) en la primera mujer elevada por la Iglesia Católica a la condición de Doctora de la Iglesia, bajo el pontificado de Pablo VI.

Su fiesta se celebra el 15 de octubre.


San Francisco de San Miguel o de La Parrilla

El 9 de enero de 1567 tomo el hábito en el convento de Valladolid para religioso lego Juan del Arco, natural de La Parrilla. El se llamó en religión Fr. Francisco de San Miguel. Fue virgen” (Nota VIII)

En estas breves líneas, Fray Matías de Sobremonte en “Noticias del Convento de San Francisco de Valladolid” nos ofrece valiosa información sobre los primeros años en religión de quien sería el Glorioso Mártir San Francisco de San Miguel.

Ciertamente era oriundo de La Parrilla, localidad distante 21 Km. de Valladolid. Si bien es cierto que en diversas publicaciones se han dado diferentes nombres a sus padres, por el apellido que figura en esta Nota podemos comprobar que serían Francisco de Andrada (o Andrade) y Clara de Arco, tal y como recoge Eustaquio María de Nenclares en su obra Vidas de los mártires del Japón: San Pedro Bautista, San Martín de la Ascensión, San Francisco Blanco y San Francisco de San Miguel, todos de la Orden de San Francisco, Naturales de España, seguida de una reseña biográfica de los 22 restantes no españoles, y la de San Miguel de los Santos, Confesor de la Orden de Trinitarios Descalzos (1862).

Un estandarte en dicho municipio de La Parrilla nos indica el año de nacimiento del Santo, en 1545 (por entonces, al no existir aún la Diócesis de Valladolid, estas tierras formaban parte de la de Palencia). Por Juan Ortega Rubio en su obra Los Pueblos de la Provincia de Valladolid, conocemos la fecha en que recibió las aguas bautismales, el 15 de noviembre, salvo que este autor recoge que fue en el año 1549, dato que sería erróneo si tenemos en cuenta la edad a la que fue martirizado.

Era habitual que el nombre del recién nacido se debiera al santo que se celebraba en el día de su nacimiento, o bien también en las fechas más próximas de Santos de gran fama o reconocimiento. Si este caso se da en el caso de Juan de Arco (futuro Fr. Francisco de San Miguel) hay que tener en cuenta que las festividades más próximas al día de su bautizo, relacionadas con el nombre de Juan son:

- 5 de noviembre, Zacarías e Isabel, padres de San Juan Bautista.

- 9 de noviembre, dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán.

Así podría considerarse más probable la última, por no dejar transcurrir muchos días entre la fecha del nacimiento y la fecha en que recibía el Sacramento.

Su infancia transcurrió en su localidad natal, allí y según recoge Rvdo. P. Francisco Martín Martín en San Francisco de San Miguel, natural de La Parrilla por Don Francisco Martín Martín, Cura Párroco de  San Andrés de Valladolid. Valladolid, 18 de Junio de 1.934, ya mostró y dio ejemplo de sus virtudes: fe, la devoción a la Santísima Virgen, caridad, prudencia, alejándose de los malos comportamientos:

Donde mejor campeaba la virtud de Francisco, perfumada con el aroma de la más pura inocencia, era en la iglesia. Su angélica compostura, su rostro como transfigurado, su modestia y recogimiento, era cosa que ponía devoción a cuantos le contemplaban”.

 “[…]cuando se presentaba algún pobre a la puerta de su casa a pedir limosna en ocasión en que estaba él comiendo, aunque el manjar fuera de su gusto, se lo daba enseguida al pobre, no solamente repartiendo el alimento entre él y el necesitado, sino dándoselo por completo

Aunque no se menciona el año exacto, parece ser que su familia tuvo tiempos desafortunados debido a la perdida de cosechas, ante esta situación, Juan decide ponerse al servicio de otros labradores, primero en Medina del Campo y después en Valladolid. Coinciden todas las biografías en destacar que fue muy apreciado por los señores para los que trabajó, destacando en él su laboriosidad y,  sobre todo, en su honradez, que le impedía hacer aquellas cosas que razonadamente no le parecieran justas, contestando a ello “eso no es de conciencia”, actitud que mantuvo en su vida religiosa y por la que sería conocido como Padre Conciencia.

Cuando contaba con 20 años (en ocasiones se menciona 21), esto es en 1565, en un corto espacio de tiempo (en pocos meses), fallecieron sus padres. A este episodio le siguió un tiempo de duelo y oración por sus almas, y se forjaba en él la idea de abrazar la vida religiosa. Resuelto a tomar los hábitos en la Orden de San Francisco, se presentó al Prior del Convento de San Francisco de Valladolid, solicitando ingresar como lego.

El 9 de enero de 1567 tomo el hábito en el convento de Valladolid para religioso lego Juan del Arco, natural de La Parrilla. El se llamó en religión Fr. Francisco de San Miguel. Fue virgen” (Fr. Matías de Sobremonte, Nota VIII)

Esta misa fecha y nombre en el siglo (Juan de Arco) recoge Canesi  al tarta de personajes ilustres que ha tenido el Convento de San Francisco de Valladolid (Tomo I, LIbro II Capitulo XXIV, págs. 6246-625)

"Por el mismo tiempo fue hijo de este convento, donde tomó el hábito a 9 de enero de 1567 para religioso lego, el que hoy es venerado en las Aras por glorioso mártir de Cristo; éste fue el que en el siglo se llamó Juan de Arco natural de la Parrilla, lugar cerca de Tudela de Duero, y por eso comúnmente le llamaban F. Francisco de la Parrilla en la religión, siendo su propio nombre F. Francisco de San Miguel, fue virgen, muy continuo en la oración y recibió en ella muchos regalos de Dios, muy pobre y penitente domaba su cuerpo con ásperos cilicios, disciplinas y ayunas con tanto extremo que ayunaba las cuaresmas que el patriarca San Francisco y nuca hacía colación, andaba siempre descalzo y jamás vistió más de un hábito fue muy  calado y honesto sin mirar rostro alguno de mujer, escarmentado de haber padecido una grave tentación muchos años por el descuido de no guardar la vista en una ocasión, fue de superior espíritu y fervoroso con deseo de ganar almas para Cristo, dispuso pasar al Japón y para conseguirlo con más facilidad se mudó a la provincia de San José y de ella a la de la San Gregorio de las Filipinas de los padres descalzos, y conociendo la candidez de su virtud el P.F. Pedro Vaptista, cuando con título de embajador e intento de predicar en evangelio pasó de Manila al Japón, le llevó por uno de sus compañeros y no fue el que menos trabajó en la conversión de los infieles, porque además de ser de felicísima memoria aprendió con facilidad las lenguas para pregonar a los gentiles los misterios de nuestra fe, y cuando con palabras no podía darles a entender las de la pasión de Cristo hacía que le atasen a una columna y que le azotasen como a ladrón; su glorioso martirio le consumó con sus compañeros en Nagassaqui crucificado y pasado con dos cuchillas a  5 de febrero de 1597, y le hallaron suspenso y elevado en Dios y la santidad de Urbano VIII le escribió en el catálogo de los santos, el año de 1627, y en este convento hay reliquia suya y entre otros trata de él el P. Daza en su cuarta parte libro 2 capitulo 69, como canonizado por haber el Señor confirmado su grave martirio con muchos milagros."

Tras un año de noviciado en el que estuvo destinado al cultivo de la huerta y cuidado de cocina y otras dependencias conventuales, profesó como legó.

El deseo de Fr. Francisco tras profesar era el de imitar a los  legos de la primitiva religión franciscana, fr. Gil de Asís y Fr. Junípero de Asís. Con la licencia concedida por los superiores se trasladó Fray Francisco de San Miguel primero al Convento franciscano de Calahorra (Palencia) y posteriormente al Convento de Scala Coeli en El Abrojo (Laguna de Duero, Valladolid) fundado en 1415 por Fray Pedro de Villacreces y fray Pedro Regalado (futuro Santo y Patrón de Valladolid), donde fue recibido y probado nuevamente con la mayor escrupulosidad conforme a las Constituciones redactadas por San Pedro Regalado, renovó los votos solemnes que ya tenía hechos; se entregó de lleno a la fiel observancia de cuanto en virtud de los mismos votos había prometido al Señor y agregado a esto el ayuno voluntario, la abstinencia, la maceración de su carne, la abnegación de su propia voluntad, sin desatender los cargos de la vida activa que le ordenaran.

Desde allí, sus virtudes fueron conocidas por los pueblos cercanos como en Boecillo, Aldeamayor de San Martín, Laguna de Duero, Tudela de Duero, La Parrilla, Viana de Cega, La Cistérniga, Puente Duero, etc., cuando era necesario pedir limosnas para atender a las necesidades de la Comunidad. En este convento estuvo tres años.

Deseando un convento de mayor austeridad intentó ingresar en alguno de los de la provincia de la Rábida. Así, con permiso del Provincial, partió en compañía de fray Francisco de Cebreros, sacerdote. En Lisboa se entrevistaron con el General de la Orden, éste no accedió a la petición justificando sus razones y fray Francisco de San Miguel fue al convento franciscano de la villa de Coca (Provincia de San José).

En este convento permaneció durante varios años hasta que se alistó en grupos misioneros. Ignacio Tellechea Idígoras (Nagasaki. Gesta martirial en Japón (1597) Documentos. Biblioteca Salmanticensis, Estudios 202. Publicaciones Universidad Pontificia de Salamanca y Caja Duero; Salamanca, 1998 ), indica que primeramente se alistó en uno en el año 1578 y más tarde en 1580. Una de estas expediciones era la que estaba dirigida por el Comisario Fray Pedro del Monte. Aparece alistado en Sevilla el 15 de mayo de 1581 entre los 17 misioneros que embarcaron en la nave ‘San Cristóbal’ un mes después (13 de junio de 1581). En dicha expedición también figuraban: fray Miguel de Torregrosa y fray Francisco del Castillo, del Convento de Alcalá de Henares; fray Antonio de San Gregorio y fray Antonio de la Concepción, del Convento de Paracuellos; fray Jerónimo de la Concepción y  fray Francisco de Montilla, del Convento de Yepes; fray Francisco Tellez y  fray Bernardino de Jesús, del Convento de Nuestra Señora de Lojito; fray Pedro de Esperanza, del Convento de Madrid; fray Martín Ignacio y fray Miguel de Santander, del Convento de Fontiveros; fray Diego de San Pedro, del Convento de Martín Muñoz; fray Francisco de Santa Ana, del Convento de Ávila; fray Esteban de la Concepción, del Convento del Rosario; fray Juan de Buenaventura y fray Bartolomé de los Martínez, del Convento de San Francisco del Monte.

Ya en México estuvo en el Convento Franciscano de San Cosme y San Damián, ejerciendo el cargo de portero, por él, la portería de este convento se convirtió en lugar donde los más necesitados obtenían ayuda del santo, siendo muy querido, sobre todo, por los niños. Durante su estancia en México coincide con la predicación de fray Pedro Bautista y con él permanecerá desde ese momento hasta su muerte en el mismo martirio.

Así en 1584 acompaña a fray Pedro Bautista a Manila donde permanecerá por espacio de nueve años, hasta mayo de 1593, pasando cinco años en Camarines y cuatro en Manila.

A los pocos días su llegada al Convento de San Francisco de Manila, recibe fr. Francisco nuevamente el cargo de portero, nuevamente se repetían las escenas de aquellos que iban a pedir auxilio, y al que por su bondad y caridad llamaron El Padre Bueno.

En este lugar, tanto Fray Pedro Bautista como fray Francisco de San Miguel fueron tenidos ya por santos. La oración, penitencia y el sacrificio eran las cualidades que destacaban en ellos, y su confianza en Dios fue respondida con algunos prodigios obrados. Santiago de Castro, presbítero y tesorero de la catedral de Manila, aparece como testigo (27 de junio de 1597) en el proceso promovido por fray Juan de Garrovillas sobre la vida y costumbres de los mártires. Gracias a este testimonio conocemos dos prodigios obrados por intercesión de fray Francisco de San Miguel. Así lo explica Santiago de Castro: “… y el dicho fray Francisco de San Miguel, vido este testigo que el ducho Padre, con ser lego, acudía a enseñar y catequizar a los naturales de aquella Provincia con mucho ferbor y caridad, y que en presençia de este testigo abiendo ydo a bautizar a una yndia ymfiel, que estava en muncho peligro, este testigo y el dicho Padre estando más de dos oras con ella para ber si bolbía en sí, porque estava sin habla, para bautizarla, e nunca pudo hablar aunque se hizieron las diligençias posibles, y en abriéndola, él hizo la (6r) señal de la cruz en la lengua, y luego la dicha enferma habló y rrezibió el bautismo. Y otra bez, el dicho padre fray Francisco enbió a llamar a este testigo con mucha prisa par mostrarle un yndio a quien abía picado una culebra de las que en picando muere la persona a quien pican; y a lo que se quiere acordar este testigo, porque ha muchos años que passó, fue para confesar e bautizar el dicho yndio, porque no se acuerda bien si era cristiano o infiel. Y abiendo llegado este testigo, bió al dicho yndio con la picadura en una pierna, de donde le salía mucha sangre y él estava muy fatigado y no podía hablar; y preguntando este testigo a los demás yndios qué culebra era la que le abía picado el dicho yndio, le rrespondieron que eran de las que matavan luego en picando. Y el dicho Padre fray Francisco, haziendo la señal de la cruz algunas bezes sobre la herida que tenía y poniéndole unos ajos, sin hazerle otra cosa ninguna, sanó luego de la dicha mordedura el dicho yndio”.

Si las curaciones corporales causan admiración no menos sus virtudes. En el mismo proceso mencionado anteriormente, otro testigo, en este caso Fray Juan Maldonado, de la Orden de Predicadores, testificó en Manila el 27 de junio de 1597, acerca de Fray Francisco de San Miguel lo siguiente: “En lo que toca al padre fray Francisco de San Miguel, que por otro nombre y comúnmente le llamavan  en estas yslas fray Francisco Parrilla, dize este testigo que ha que le conoce quatro o çinco años, y que siempre bió en él una mortificaçión muy grande. Y tratando diversas bezes con Religiossos de su Horden  entendió de ellos que, aunque era fraile lego, le tenían por ejemplo y dechado de birtud; y así oyó desçir este testigo que como perssona de tanta santidad e birtud le encomendavan algunos sus perlados  sermones en el rrefitorio, en los quales se bestía de un espíritu de San Francisco para exortar a sus hermanos a la virtud y observancia rregular. Y que de mucho tiempo atrás trató de esta jornada del [Japón] y así començó a deprender la lengua aun antes que saliese de estas yslas, como pronosticando la merced que abía de rresçevir de la mano de Dios, de morir por la predicaçión de su fee y Ebangelio. Y sospecha este testigo que devió de tener prendas de esta merced que Dios le hizo de padesçer por su fee, porque su muncho deseo de aquella jornada juntamente con ser muy público que Dios le hazía munchas mercedes y rregalos en la oraçión, son argumento de el”.

En este convento, ayudado de su buena memoria, se dedicó entre otras cosas a estudiar el idioma del país, consiguiendo su intento en poco tiempo, no teniendo otro fin este trabajo que la mayor gloria de Dios y poder ayudar algo en su humilde condición de lego a sus hermanos en la instrucción de los indios. Sucedió un día de San José, de quien era devotísimo Fr. Francisco, que habiendo concurrido multitud de indios a oír misa que él estaba ayudando, suplicó al Padre que la celebraba, le permitiese hablar a aquellos indios de las excelencias del Patriarca San José, y de su Santísima esposa la Inmaculada Virgen María; a lo que repuso el sacerdote:

- ¿Como lo vas a hacer si apenas conoces el idioma?

- No importa hermano que puede ser que sepa, respondió Fray Francisco con humildad.

Convino en ello el Ministro y comenzó el sermón con algunas palabras que sabía de aquella lengua Bicol (que es la de aquellos isleños) y Dios le suministró las demás palabras del sermón, quedando completamente admirados sus oyentes. Y desde aquel día hablaba con perfección tan difícil idioma y aún mejor que los mismos naturales del país; y así por esto como por el interés  tan grande que tenía en enseñar la doctrina cristiana a los indios, éstos le llamaban El Enseñador.

El 26 de mayo de 1593, al ser nombrado fray Pedro Bautista embajador de España en Japón, país al que parte el 30 de mayo del mismo año y al cual llegan casi dos meses después, en el mes de julio. Fray Pedro Bautista se acompaña de otros tres frailes a los que nombra agregados a su embajada. Esta embajada estaba compuesta por dos sacerdotes – Fray Pedro Bautista Blázquez y fray Bartolomé Ruiz -, y los religiosos legos fray Gonzalo García y fray Francisco de San Miguel o de La Parrilla. Los siguientes años le encontramos viviendo en Meako, donde construyeron el convento de la Porciúncula (Convento e Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, inaugurado el 4 de octubre).

En la Semana Santa de 1594, fray Francisco fue nombrado encargado de montar el monumento junto con otros cristianos japonenses que le ayudaban, quienes le preguntaban por las celebraciones de estos días y el Misterio de la Redención, no conociendo bien el idioma, fray Francisco optó por imitar en su cuerpo algunos episodios de la Pasión, así despojándose de su sayal hizo que lo ataran a un pilar de la habitación y fue azotado, con este ejemplo logró la conversión de alto número de habitantes de Meako. También realizó apostolado en las cárceles, predicando la doctrina de Cristo y ayudando a los presos que iban a ser ejecutados a buen morir.

En 1582 Taikosama (Hideyoshi Toyotomi, 1536-1598) había tomado control de todo el Japón formando un imperio. El fue al principio favorable hacia el cristianismo, pero cambió en 1587, al ser instigado por los bonzos (en especial por uno de nombre Jacuin). Entonces decretó la expulsión de los misioneros y la demolición de los templos cristianos. Al principio la orden no se aplicó rigurosamente y los misioneros eran tolerados mientras se mantenían en la clandestinidad, vestidos a la japonesa. En esta situación estaban cuando llegó la primera expedición de franciscanos, que inmediatamente comenzó una gran actividad misionera. Allí estaban Fray Pedro Bautista y algunos hermanos de la provincia Franciscana de Filipinas.

En noviembre del 1596 embarrancó en Urando el galeón San Felipe que hacia la ruta entre Manila y Nueva España con Felipe y los otros franciscanos a bordo. Nobunaga, gobernador del lugar, conociendo las riquezas del navío, dio orden de expropiación, y el emperador, para encubrir el robo, promulgó de nuevo en Osaka y Meako el edicto de 1587, alegando que los frailes hacían un proselitismo ilegal y que preparaban una invasión militar. La misma noche del 8 de diciembre de 1596 ordenaba al gobernador de Osaka el encarcelamiento de los misioneros.

Estaba en el Convento de Nuestra Señora de los Ángeles o de la Porciúncula de Meako, también atendía los hospitales de Santa Ana y San José. En este convento fue arrestado, con otros franciscanos en la mañana del 9 de diciembre de 1596. Allí permanecerán hasta el día 30 de diciembre, fecha en que son trasladados a la cárcel pública. Unos días más tarde, 3 de enero de 1597, los mártires fueron conducidos a la parte inferior de la ciudad de Meako y se les cortó la mitad de la oreja izquierda. Después, las víctimas, de tres en tres en las carretas, recorrieron las calles de la ciudad, precedidas del edicto de muerte.

 “Por cuanto estos hombres vinieron de los Luzones, con título de Embajadores, y se quedaron en Meako predicando la ley de los cristianos, que yo prohibí muy rigurosamente los años pasados, mando que sean ajusticiados, juntamente con los japoneses que se hicieron de su ley; y así estos veinticuatro serán crucificados en Nangasaki; y vuelve a prohibir de nuevo la dicha ley para en adelante, porque venga a noticia de todos; y mando que se ejecute; y si alguno fuese osado a quebrantar este mandato, sea castigado con toda su generación.- El primer año de Queycho, a los diez días de la undécima luna.- Sello Real”. 

Se les hizo desfilar por las ciudades de Kyoto, Fushimi, Osaka y Sakay y, en pleno invierno japonés, con tremendas nevadas, emprender, unas veces a pie, otras a caballo y otras en barco, un largo viaje de unos 800 kilómetros hasta el lugar de su ejecución.

Toyotomi Hideyoshi  pretendía aterrorizar a los cristianos, principalmente a los de Nagasaki, la ciudad con mayor número de seguidores de Jesús en todo Japón. El lugar señalado para la ejecución fue la colina de Nishizaka, un cerro lindante con el camino de Nangoya, cerca del mar y situada enfrente de la ciudad, que actualmente se venera como Colina de los Mártires. La cruz japonesa consta de dos travesaños clavados a un tronco, y el reo queda sujeto por medio de cinco anillos de hierro, que le aprisionan las manos, los pies y el cuello. La muerte se produce con dos lanzas que, entrando por los costados, se cruzan en el pecho y salen por los hombros.

Así describe el martirio el sacerdote Francisco Martín Martín: “Inmensa multitud cubría las inmediaciones del Calvario de Nangasaki, rodeado de un fuerte cordón de soldados, desde las primeras horas de la mañana del 5 de Febrero de 1.597. Anhelante el pueblo, dilataba su ávida mirada por el camino de Nangoya, temiendo unos y deseando otros percibir la comitiva de los Mártires. Una exclamación unánime de la muchedumbre anunció por fin a las nueve y media la presencia de los Santos y otra de gozo la suprema alegría de éstos, anunció que habían visto ya la ansiada cima del Calvario que los acercaba al cielo. Al contemplarla se animaron los semblantes de los Veintiséis Mártires, se duplicaron sus fuerzas y llenos de Santo entusiasmo saludaban las cruces imitando al Apóstol San Andrés.

El Santo de La Parrilla caminaba al lugar del suplicio completamente descalzo, todo suspenso en Dios, a quien iba a ofrecer su vida; un devoto portugués le quitó una cruz de reliquias que llevaba al cuello, y afirmó con juramento que después que él la llevaba puesta se vio libre de muchas tentaciones que antes le acosaban. Marchaba con paso firme y tranquilo rezando por última vez el Rosario de la Santísima Virgen, llegando al lugar de la ejecución sin hablar una palabra; allí se hallaban seis sajones para cada mártir, por lo cual San Francisco como todos sus gloriosos compañeros, en poco tiempo fueron puestos en las cruces, para sujetarlos a ellas tenía cada una cinco argollas de hiero y con ellas cuando estaban extendidos sobre las cruces, les sujetaron por el cuello, la muñecas y gargantas de los pies, siendo levantadas en alto y colocadas en hoyas casi todas al mismo tiempo.

Un sepulcral silencio reinaba en torno al Calvario ni aún movimiento tenían aquellos millares de espectadores, que convertidos en estatuas de carne humana, no se permitían ni aún respirar. Entonces Fr. Martín de la Ascensión, pronunció sentidísima plática con voz clara y sonora, animando a los esforzados campeones a morir por Cristo; la potente voz del sublime héroe era lo único que se oía en medio del sepulcral silencio. Calló el héroe español y al verle echarse sobre la cruz para ser amarrado a ella un frío glacial crispó los nervios de los espectadores, que aunque conmovidos y anhelantes, continuaron en silencio; pero cuando a la señal convenida se elevaron las cruces y se vieron los santos cuerpos pendientes de ellas, no pudieron contenerse por más tiempo los sentimientos de la naturaleza, una desgarradora exclamación de dolor de los cristianos, retumbando de cerro en cerro y dilatándose por la plana superficie de los mares, voló a anunciar a apartados pueblos la agonía de aquellos veintiséis Mártires del cristianismo.

Al rebasar la línea de soldados que formaban el círculo, un cristiano portugués pidió a nuestro Santo el rosario que llevaba en la mano y como estaba rezando, le dijo “En acabando hermano”. Pero los verdugos no le permitieron concluir de pasar las cuentas que le faltaban y marchó a terminar el rosario en compañía de los ángeles, que recogieron su santa alma para subirla el Reino de los Cielos.

Los PP. Pasio y Rodríguez corrían de una a otra parte la línea que formaban los crucificados, esforzándose en animar llenos de celo y sin temor de ser contados en su número, cuando a unos, cuando a otros, que colocados dos verdugos ejecutores  para cada mártir, casi a un mismo tiempo fueron pasados por dos lanzas, que en forma de aspa atravesaron su pecho y corazón, muriendo en pocos instantes. Poco antes de recibir las lanzadas, Fr. Pedro Bautista comenzó el Benedictus, que continuaron todos, callando a medida que iban entregando su alma al Creador, a impulso del hierro del verdugo, quedando San Francisco sus ojos clavados en el cielo, que eran donde estaban sus nobles aspiraciones mientras habitó en la tierra.

Este espectáculo tan cruel como glorioso, ocurrió a las diez de la mañana del miércoles 5 de Febrero de 1.597, cuando San Francisco de San Miguel contaba con 52 años siendo el mayor de los religiosos crucificados, excitó la compasión y el entusiasmo en los espectadores, que ansiosos de poseer alguna cosa de lo que pertenecía a los invictos Mártires, atropellando a la fuerza armada, y despreciando los repetidos golpes que recibían, subieron al Calvario a mojar lienzos en la sangre de los Mártires, cortar pedazos de sus vestiduras y hasta de sus carnes. El Gobernador de Nagasaki tuvo que desplegar todas sus fuerzas para despejar el Calvario, mandándole cerrar inmediatamente con una alta y fuerte barrera; más a pesar de ésta y de los guardias que pusieron, a los nueves meses del martirio que llegaron los Embajadores de España a pedir los cuerpos de los mártires, ni estos ni las cruces existían ya, porque los cristianos saltaban por la noche la barrera, y poco a poco se apoderaron de tan preciosas reliquias”.

 

A partir de ese momento y mientras los cuerpos de los Mártires permanecen en sus cruces comienzan a producirse fenómenos maravillosos que también serían recogidos en su proceso de Beatificación:

Columnas de fuego sobre las cruces de los mártires: Distintos testigos afirmaron ver que los viernes, sobre cada una de las cruces de los mártires aparecía una columna de fuego, doble en el caso de Fr. Pedro Bautista. Salían como en procesión y descendían desde la colina donde se encontraban los mártires hasta el hospital de San Lázaro, la casa donde los santos habían vivido, y de allí iban a una ermita de Nuestra Señora donde paraban. 

Viernes, 14 de marzo de 1.597: En la noche de la mencionada fecha, en la parte donde estaban crucificados los santos mártires, apareció una gran columna de fuego, que se dividió en tres partes o columnas. Tras dos horas contemplando este suceso, la columna central se desplazó hacía la Casa de la Compañía de Jesús, donde desapareció. Quedó la noche especialmente luminosa, apareciendo seguidamente en la parte de Oriente otra señal de fuego a manera de rayo, lo mismo ocurría en la parte de occidente, y sobre la ermita de Nuestra Señora multitud de estrellas de distintos colores. Estas visiones duraron en torno a cuatro horas.

Los cuerpos de los mártires no se corrompen: Varios meses estuvieron expuestos en la cruces los cuerpos de los mártires sin mostrar signos de corrupción, permaneciendo frescos y flexibles, e incluso, manando sangre de alguno de ellos (Fr. Pedro Bautista) dos meses después de la muerte. Incluso de este santo se dice que los viernes y sábados se le veía dando misa en la Iglesia y Hospital de Lázaros y que en cierta ocasión, el cuerpo desapareció por varias horas de la cruz. Tres meses después del martirio, sus rostros aparecían resplandecientes.

Las aves carroñeras no tocan los cuerpos: En otras ocasiones, apenas había muerto el reo, malhechores que eran crucificados, las aves carroñeras que habitaban por aquellos parajes, especialmente cuervos, comenzaban a alimentarse de los restos. Sin embargo, con los cuerpos de los mártires, no sólo no se acercaron a las cruces donde estaban, si no que tan siquiera accedieron al cercado donde estaban.

 

BEATIFICACIÓN Y CANONIZACIÓN DE SAN FRANCISCO DE SAN MIGUEL O DE LA PARRILLA

En 1616, siendo Pontífice Pablo V (Camillo Borghese), a instancia de la Orden Franciscana, se inicia el proceso de beatificación de los Mártires de Nagasaki de 1597, dicho proceso culminó el 14 y 15 de septiembre de 1627 con la Ceremonia de Beatificación presidida por el Papa Urbano VIII (Maffeo Barberini) celebrada en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma.

Este acontecimiento supuso oficialmente el reconocimiento del culto a los Mártires para la propia Orden Franciscana y las diócesis relacionadas con los nuevos Beatos, y con ello su representación en templos. En el caso del ahora Beato Francisco de San Miguel, podemos mencionar en primer lugar que al poco tiempo de la Beatificación se funda la Cofradía en su honor.

Por otro lado, gracias a María Antonia Fernández del Hoyo (Patrimonio perdido: Conventos desaparecidos de Valladolid. Ayuntamiento de Valladolid, 1998) conocemos que en el año 1628, al año siguiente a la Beatificación, en la Capilla de la Inmaculada (de los Riveras) en el Convento de San Francisco de Valladolid se entronizó una imagen suya que le representaba en el momento del Martirio y que, según Sobremonte, sería obra de Gregorio Fernández. Posteriormente (1647) esta imagen y retablo fue traslada a una de las capillas de la Nave de Santa Juana, así lo recoge Canesi en 1750 (Tomo I, Libro II, Capítulo XV, pág. 482).

"Siendo guardián de este convento por los años de 1647 el R.P.F. Francisco de Borja, trasladaron de la capilla de Andrés de Rivera a ésta de Santa Juana el retablo y efigie de busto del glorioso mártir de Cristo San Francisco de la Parrilla o de San Miguel (de quien trata el P. Sobremonte en la primera parte noticia 8 número 12), obra del famoso escultor Gregorio Hernández y, en la misma noticia número 18, refiere que F. Francisco de Villa religioso lego mandó hacer este retablo y efigie de San Francisco de la Parrilla y colocó debajo de un viril, en la Cruz de que el santo pende, una insigne reliquia suya; y en esta capilla de tiempo inmemorial se enterraban los niños hijos de padres pobres que ponían en uno de los altares, por lo mismo la lucieron, y después los daban tierra en el jardín de la sacristía que se bendijo y señaló por cementerio".

También se encontraba una imagen del Mártir en el retablo mayor de la iglesia del citado convento, según una descripción realizada en la época de la ocupación francesa, mencionándose además otra representación suya en el coro de la iglesia. Por otro lado, en la Capilla de la Portería, en el Convento de San Diego, también en Valladolid, se menciona otra imagen de Francisco de San Miguel, que junto a una de San Pascual Bailón, flanqueaban una representación de Nuestra Señora de la Portería.

En su localidad natal, La Parrilla, en los años siguientes a la Beatificación, aparte de la fundación de la Cofradía, se encarga la realización de una imagen del Mártir, la cual en una visita realizada en 1654 consta que se encontraba en la capilla de Santa Catalina, en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Remedios. Así mismo, en su casa natal se levanta una capilla en su honor, ampliada con la ermita de San Sebastián.

Fray  Félix de Huerta (entre otros diversos cargos fue Guardián del Convento de San Francisco de Manila) menciona que el 7 de septiembre de 1629 se nombró a los mártires patronos de segunda clase de la ciudad de Manila, por ello se organizaron solemnes funciones para la primera celebración de esta fiesta, destacando la procesión que tuvo lugar el 2 de febrero de 1630 en Manila en las que las diversas comunidades religiosas llevaban en andas las imágenes de los beatos protomártires de Japón desde el Convento de San Francisco hasta la Catedral de Manila, contándose entre ellas la del Beato Francisco de La Parrilla. Las fiestas continuaron los días siguientes: el día 3 de febrero retornando la procesión con las imágenes de los mártires al citado convento. El día 4 por la tarde se celebró en la Plaza Mayor de Manila la primera corrida de toros. Sermones, títeres, comedias, fuegos artificiales se prolongaron hasta el día 9 de febrero concluyéndose este Solemne Octavario. Finalmente, el ayuntamiento de la ciudad de Manila, previa la competente autorización eclesiástica, nombró patrones de la ciudad a los mártires el 20 de mayo de 1631.

El 8 de junio de 1862 fue canonizado por el Papa Pío IX (Juan María Mastai-Ferretti, beato) junto con el resto de compañeros de Martirio y al mismo tiempo que San Miguel de los Santos, Confesor.

Entre las representaciones que se conservan actualmente del Santo cabe destacar la que se encuentra en el Convento de Santa Clara en Valladolid, así como la que procedente de La Aguilera se conserva en el Convento de San Antonio de Padua (Franciscanos) de Valladolid. O bien, en este último convento una representación realizada en mosaico junto con tros santos de la Orden en la portada de la iglesia.

Importante mención merecen también las representaciones que del Santo de La Parrilla acompañan a Nuestra Señora de San Lorenzo, Patrona de Valladolid. De ellas, la primera data de 1917 y se encuentra en la corona que bajo el lema Omnis sapientia, a Domino Deo est fue realizada por los orfebres madrileños Otero y Ríoperez con motivo de la Coronación Canónica de Nuestra Señora de San Lorenzo. La imagen, que se encuentra en uno de los doseletes góticos que rodean la corona de la Virgen representa al Santo Mártir glorificado, no en el momento del Martirio. Así mismo, en las andas procesionales de la Patrona de Valladolid, realizadas en 2004, se encuentra una imagen del Santo de La Parrilla, realizada en el año 2006.

Su fiesta se celebra el 5 de febrero, conmemoración de su Martirio También se celebran fiestas en su honor el 8 de junio, fecha de su canonización.


San Simón de Rojas

San Simón de Rojas (Simón Ruiz de Navamuel y Rojas) nace en Valladolid el 28 de octubre de 1552, siendo el tercer de los cinco hijos del matrimonio formado por Gregorio Ruiz de Navamuel, oriundo de Valderredible (Cantabria) y de Costanza de Rojas, natural de Móstoles (Madrid). Siendo de lugares tan distantes, se conocieron en Madrid, y optaron por trasladarse a Valladolid siguiendo a la Corte, en esta ciudad abrió un negocio familiar, una carnicería. El lugar que ocupaba su casa natal se encuentra en la segunda capilla del lado del Evangelio de la Catedral vallisoletana. Recibió las aguas del Bautismo unos días más tarde, según indica Canesi, el día 4 de noviembre en la entonces Colegiata de Valladolid.

En su niñez pasó algún tiempo en la zona de Reinosa, regresando posteriormente a Valladolid. A su vuelta emprendió algunos estudios de gramática. Canesi, nuevamente, señala que recibió la aparición de tres ángeles vestidos con los hánitos trinitarios y le invitaron a a ser su compañero. Pide entrar en la Orden Trinitaria. La víspera de San Simón y Judas Tadeo del 1568, a los 16 años de edad, es admitido en el Convento de la Santísima Trinidad (Trinidad Calzada) de Valladolid tomando los hábitos del P.M.F. Rodrigo de Terán. Su noviciado se prolongó durante cuatro años. El día 28 de octubre de 1572, emite su profesión religiosa en manos del P. Pedro de Criales, vicario del Convento.

Poco después es enviado a Salamanca. De camino a dicha ciudad para en el Santuario de la Virgen de las Virtudes (Paradinas de San Juan). Hace una novena a Nuestra Señora, que finaliza con el inesperado resultado de curar de la tartamudez, por obediencia a su prelado relató que estando de noche rezando se le apareció María Santíaima con muchos ángeles, con fuego del cielo en las manos que le aplicó a los labios y la lengua. Llegado a Salamanca , desde 1572 hasta 1576 cursa Artes, y Teología de 1576 a 1580. En 1577 recibió la ordenación sacerdotal, yéndose a celebrar la fiesta de su primera misa junto a la Virgen de las Virtudes el mismo día de San Simón y San Judas.

Tras su formación universitaria es nombrado, en el Capítulo Provincial celebrado en Medina del Campo el 16 de mayo de 1579, Lector de Artes del Convento de Toledo, nombramiento que se renovará en sucesivos capítulos. De 1580 a 1587 se consagra como formador de jóvenes religiosos en la Trinidad de Toledo. en esta misma ciudad conoce al por entonces novicio  fray Juan García Rico, conocido después como san Juan Bautista de la Concepción, iniciador de la Descalcez Trinitaria (erigida en 1599 por Clemente VIII). Posteriormente pasará  por Cuenca y Ciudad Rodrigo.

En 1601, poco antes de que la Corte saliera para irse a Valladolid, entra Simón de Rojas en el convento de la Trinidad de la calle Atocha. Felipe III lo escogió como consejero persona. El mismo monarca confía la educación de sus hijos, los infantes don Carlos y don Fernando (el futuro “Infante-Cardenal”) en algunos períodos de su infancia al Padre Rojas; también el cuidado espiritual de la infanta doña Ana Mauricia, futura esposa de Luis XIII de Francia.

Una de las obras más conocidas de Fray Simón de Rojas es la fundación de la Congregación de Esclavos del Santo Nombre de María. Aprovechando su posición en la Corte, logrará de Gregorio XV la extensión de la fiesta litúrgica del Nombre de María a la archidiócesis de Toledo y a los trinitarios de las Provincias españolas.

Es uno de los mayores apóstoles del Rosario en la historia de la Iglesia. Reaccionó contra el uso del mismo como joya y adorno más que como objeto de devoción e invitación a la oración. Los hacía él mismo, sencillos, de cuentas blancas y cordón azul, y no dando abasto para fabricarlos, contrató los servicios de un fabricante madrileño, que llegó, en algunas semanas a servirle pedidos de mil quinientos rosarios, que él repartía por doquier. Una variante del rosario común, el “Rosario del Padre Rojas”, o rosario en honor de la Inmaculada Concepción, de 72 cuentas, en honor de los años que habría vivido la Virgen, tuvo una difusión enorme durante su vida, y también después de muerto, merced al encargo que dejara a su amigo, el carmelita Miguel de la Fuente.

El 21 de noviembre de 1611 comenzó su andadura en Madrid la Real Congregación de Esclavos del Dulce Nombre de María. La Congregación estaría dedicada al Nombre de María como cofradía de culto, como esclavitud, para ser más exactos, siendo la segunda corporación esclavista en la historia de España, precedida solamente por la de las Concepcionistas de Alcalá de Henares. Agregada a la Orden de la Santísima Trinidad, tendría su sede en el convento trinitario de la calle de Atocha. El 17 de septiembre de 1622  consiguió oficio propio a esta devoción por parte del Papa, y se extendió está por Valladolid y Toledo.

De acuerdo con el carisma de la Orden, siempre se preocupó por la redención de cautivos, mandando de lo bueno, lo mejor, a cuantos gemían en dura cautividad en el Norte de África, recogiendo dinero para su redención y apoyando las campañas de los religiosos redentores de turno. Mucho le impresionó la muerte en Argel de sus compañeros, los Padres Bernardo de Monroy, Juan del Águila y Juan de Palacios, víctimas de la intolerancia berberisca en un viaje de redención de cautivos. Fue él quien comenzó su proceso de beatificación.

Fue propuesto para las sedes episcopales de Jaén y Valladolid, declinando la aceptación de tales títulos.

Los martes de cada semana los dedicaba a visitar las cárceles de la Villa y Corte, llevando los sacramentos y comida a los presos, interesándose por sus historias y cuitas, lavándoles las llagas y suministrando medicinas. Muchos condenados a muerte fueron animados por su presencia amiga y serena, entre ellos don Rodrigo Calderón, que gracias a la palabra afrontó su famosa muerte en el cadalso público con aquella serenidad que dejó al pueblo de Madrid sumido en un gran silencio.

Visitador de hospitales, fundador de una casa para niños expósitos, siempre al tanto de los pobres vergonzantes para aliviarlos en su necesidad, sustentador en sus miserias de los sacerdotes seculares pobres y de los soldados mutilados y cesantes...

Mostraba una especial predilección por los niños de muchos de ellos fue padrino en su bautizo.

El 18 de diciembre de 1621 se expedía la Real Cédula de nombramiento para uno de los puestos más ambicionados de la Corte hispánica: Confesor de la Reina Isabel de Borbón. Cédula que recibió el ya Provincial de Castilla a los pies de su Reina, Nuestra Señora de Tejeda.

Relata Canesi que en julio de 1624 sintiendo que el final de sus días se acerca, la Santísima Virgen le anuncia la fecha de su tránsito.

En la oración de Completas del 27 de septiembre de 1624, pide a los frailes de su comunidad que nadie falte a los maitines de esa noche. Sorprendidos se retiran a sus celdas, y acuden en pleno a la media noche para el rezo coral. Fray Simón, contento de estar con todos sus hermanos, acompaña el canto de los salmos sentado al órgano. Al acabar, se pone en la puerta del coro y abraza uno por uno a todos los religiosos, regalándoles un rosario y un cuaderno con el texto del Oficio del Nombre de María. Nadie sabía exactamente qué estaba pasando. Se quedó solo en el coro, haciendo oración. Hacia las cuatro de la madrugada, cualquier fraile noctámbulo lo vio por la escalera, retirándose a su celda, parándose un instante ante el cuadro de la Virgen de los Desamparados.

A la mañana siguiente lo encontraron tendido en el suelo de su habitación, completamente inconsciente. Acuden los médicos, que intentan que vuelva en sí, inútilmente. Por Madrid se ha corrido la noticia de que el Padre Rojas se muere. El 29 de septiembre de 1624, domingo, poco después de las tres de la tarde, expiraba el Santo.

La Reina manda a los tres mejores pintores de cámara para que lo retraten muerto. Uno de ellos era un joven sevillano, que llevaba un año como pintor real. Su nombre, Diego de Silva Velázquez.  Además, Isabel de Borbón pide que le lleven el hábito para hacer las ropillas con que se vestirían durante años los príncipes e infantes de España recién nacidos. En pocas horas se imprimen en Madrid varias relaciones de la muerte del Santo, que la gente busca por doquier. Lope de Vega llora desconsolado en un rincón de la iglesia trinitaria, y mueve a los comediógrafos y corrales de comedias para cantar la presencia del amigo perdido: “nunca se ha visto en Madrid, -comenta una relación impresa-, que al mismo tiempo se estén representando tres obras del mismo asunto”. Las comunidades religiosas hacen porfía para predicar las honras fúnebres, tomando la resolución de hacer nueve funerales, aparte de las exequias, para que se luzcan los mejores oradores de la Corte.

El Patriarca de Indias Don Diego de Guzmán, al llegar ante el cuerpo expuesto, exclama: aquí falta una mitra, y aún dos, quitándose la suya para ponerla a sus pies, aludiendo a los obispados de Valladolid y Jaén, que no había adquirido admitir en vida. El cuerpo de fray Simón fue sepultado en la Capilla de Nuestra Señora de los Remedios, una de las laterales del templo trinitario de la calle Atocha.

Las principales ciudades de España celebraron funerales lucidos a fray Simón, señalándose su patria, Valladolid, a los que asistió san Miguel de los Santos. La fama de santidad de fray Simón, que había pasado las fronteras españolas, organizó solemnes exequias en Lisboa y en París.

El Nuncio en España, Giulio Sacchetti, impresionado por los hechos, dejó caer la frase de que “si el Papa hubiera visto lo que yo, hubiera canonizado al Padre Roxas al momento”. A los seis días de haber muerto fray Simón se comenzara su proceso de beatificación, iniciando las diligencias del proceso informativo bajo la autoridad del Nuncio Sacchetti.

Dicho proceso se cerró dos años más tarde, con abundante material procedente de las declaraciones de varios centenares de testigos, representativos de toda la sociedad española del momento, con la Reina Isabel de Borbón a la cabeza, obispos, teólogos, religiosos de varias órdenes, literatos, nobles, militares, empleados de la corte, gente del pueblo llano... En septiembre de 1626 se enviaban a Roma, con buenas esperanzas que se vieron frustradas con los decretos de Urbano VIII de no proceder en las causas hasta pasados los cincuenta años de la muerte de los siervos de Dios.

La desamortización de Mendizábal, que hizo desaparecer a los trinitarios calzados de España, fue de consecuencias fatales para éstos. Mientras que los descalzos lograrían sobrevivir a las adversidades, los calzados desaparecieron definitivamente en Roma, en 1894. Con estas adversidades, la canonización de Simón de Rojas se haría de esperar.

El convento de la Trinidad de Madrid quedó deshabitado y fue destinado a los usos más variados. Finalmente fue demolido, y en su solar se levantó el Teatro Calderón, que se asoma a la actual plaza de Jacinto Benavente. Los restos de fray Simón, encerrados en una preciosa urna de plata repujada, fueron trasladados a la cercana parroquia de Santa Cruz, y finalmente depositados en la Capilla del Ave María. Allí estuvieron hasta 1936, en que lo precioso de la urna atrajo el pillaje de algunos, siendo robada y desapareciendo los sagrados restos del entonces beato.

Reconocida la heroicidad de sus virtudes por Clemente XII, el 25 de marzo de 1735, fue beatificado por Clemente XIII, el 19 de mayo de 1766. El 3 de julio de 1988, el Papa Juan Pablo II inscribe en el Catálogo de los Santos a este gran siervo de María y padre de los pobres.

Su fiesta se celebra el 28 de septiembre.

 

Bibliografía:

ALIAGA ASENSIO, Pedro ( o.ss.t.): Simón de Rojas, Trinitario "Siervo fiel de María, amigo de los pobres".

CANESI ACEVEDO, Manuel: Historia de Valladolid. Tomo II. Libro III,  Capítulo XIII, págs. 91-109


San Miguel de los Santos

Miguel Argemir nació el domingo 29 de septiembre de 1591 (día de San Miguel Arcángel), en Vic, hijo de Enrique Argemir, consejero de la ciudad y de Montserrat Margarita Mixana, de profunda religiosidad y virtudes, siendo el séptimo de los ocho hijos del matrimonio (Mariana, Onofre, Juan, Agustín, Magdalena, Jaime, Miguel y Jacinto). Fue bautizado el 30 de septiembre, fiesta de  San Jerónimo, con los nombres de Miguel Jerónimo y José. Ya en su infancia era devoto de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. De pequeño, la tradición dice que a los seis años, hizo voto privado de castidad por amor a la Virgen de María, ante la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles en la iglesia de monjas dominicas de Santa Clara, voto que renovó después. Con esta corta edad huyó dos veces de la ciudad para retirarse a hacer vida eremítica, haciendo el camino del Montseny; en ambas ocasiones fue encontrado por su padre y devuelto a casa.  Por estos años fallecería su madre.

El 2 de noviembre de 1602 fallece su padre, por estas fechas muestra a sus hermanos el deseo de ser religioso, ellos hablan con priores de conventos de la ciudad para que no le acepten, mientras le ponen a trabajar en la tienda de Pedro Seller y pedro Carcer, mercaderes de telas.

Intentó en 1603, ser aceptado en el convento franciscano de Vic, pero fue rechazado por su edad. Fue a Barcelona e ingresó en un convento del orden de los trinitarios, donde entra como novicio en agosto de 1603. Después de tres años de noviciado, por consejo de fray Jerónimo Deza, pasó al  monasterio de San Lamberto, en Zaragoza, donde hizo profesión el 30 de septiembre de 1607.

El encuentro con fray Manuel de la Cruz, trinitario descalzo de Pamplona que fue a Zaragoza a tomar órdenes y se hospedó en San Lamberto, le hizo conocer la mayor austeridad de esta rama de la orden y, con el permiso de su superior, el 28 de enero de 1608 tomó los hábitos y entró en la congregación de los trinitarios descalzos de Oteiza (Navarra), a continuación fue enviado a Madrid como novicio. Tras el noviciado emitió su profesión el 29 de enero de 1609 en Alcalá de Henares, en manos del Ministro P.Fr. Pedro de la Madre de Dios. Pasó por varios conventos como Alcalá, Solana, Campo de Montiel, Sevilla y Baeza, y tras este fue a Salamanca a estudiar Teología. En 1615 fue ordenado sacerdote en Faro (Portugal). En 24 de mayo de 1622, el superior de la orden le propuso como Ministro del convento de Valladolid, que gobernará con grandes aptitudes y respeto por la regla y los otros frailes. El exceso de modestia hacía que no quisiera predicar, y solo lo hizo de manera habitual a partir de los treinta años, como Cristo. La frecuencia de sus episodios místicos incontrolables (éxtasis, raptos, etc.) hacía que no quisiera mostrarse mucho en público.

Durante su vida, Miguel de los Santos llevó una vida de oración y penitencia, provocando la admiración por su fervor. Devoto de la Eucaristía, se decía que experimentaba éxtasis durante la consagración eucarística, por la que fue nombrado el Extático. Los primeros éxtasis se documentan poco después de haber profesado en la orden descalza, en los conventos de La Solana (Ciudad Real) y Sevilla. Destacó, además, como confesor, director y consejero espiritual.

A consecuencia de unas fiebres tifoideas, murió el convento trinitario de Valladolid el 10 de abril de 1625, a los 33 años, edad que él ya había predicho.

Fue enterrado en la iglesia del Convento de la Trinidad Descalza de Valladolid. Cuando el convento fue desamortizado, la iglesia pasó a ser parroquia con la advocación de San Nicolás de Bari. Sus restos continúan siendo venerados en dicha iglesia.

Fue beatificado por Pío VI el 24 de mayo de 1779 y canonizado por Pío IX el 8 de junio de 1862.

Su fiesta se celebra el 5 de julio.


Santo Toribio de Mogrovejo

Nació en Mayorga (Valladolid) el 16 de noviembre de 1538, hijo de Luis de Mogrovejo y Ana de Robledo, siendo bautizado en la Iglesia de San Juan, de Mayorga. Contando con 12 años fue enviado a estudiar a Valladolid. Unos años después, deseando estudiar Derecho Civil y Eclesiástico va a la Universidad de Salamanca, donde era profesor su tío, Juan de Mogrovejo, con quien iría a la Universidad de Coimbra por invitación del rey Juan II de Portugal. De vuelta a Salamanca, su tío falleció poco después del regreso. Toribio resolvió seguir la carrera de éste, llegando a ser profesor de leyes en la Universidad de Salamanca, donde su erudición y virtud le llevaron a ser designado como Gran Inquisidor de España. El emperador Felipe II al conocer sus cualidades le propuso al Papa Gregorio XIII su nombramiento como Arzobispo de Lima, sucediendo a Jerónimo de Loayza. En marzo de 1579, recibió el nombramiento para el cargo por parte del Papa Gregorio XIII. Como ni siquiera era sacerdote, habiendo recibido dispensa papal para la recepción de las diversas órdenes menores, fue ordenado en Granada y poco después, recibió la consagración episcopal en Sevilla. Finalmente, en septiembre de 1580 embarcó con destino a su sede episcopal, donde llegó en mayo del año siguiente. Lo acompañó su hermana, Grimanesa de Mogrovejo y el esposo de ésta, Francisco Quiñones, quien llegó a ser corregidor y alcalde de Lima.

Llegó al puerto de Paita,(Perú), en mayo de 1581 e inició su trabajo como misionero viajando a Lima a pie, bautizando y enseñando a los nativos. Al llegar a Lima, como Arzobispo, tomó posesión de su sede el viernes 12 de mayo de 1581.

La primera de estas visitas, se inició en 1584 recorriendo el norte de la sierra peruana desde Lima hasta Cajamarca, pasando por Chachapoyas y Moyobamba, inviertiendo en ella seis años. En la segunda visita, realizada entre 1593 y 1597, se dirigió nuevamente hacia el norte, pero esta vez por la zona litoral de Ancash, Trujillo, Chiclayo y Lambayeque. La tercera, que inició en enero de 1605, quedó inconclusa por su muerte. En esta visita, bautizó y confirmó a cerca de medio millón de personas, entre ellas a Santa Rosa de Lima, San Francisco Solano, San Juan Masías y San Martín de Porres.

Convocó y presidió el III Concilio Limense (1582-1583). Hizo construir caminos, escuelas, varias capillas, hospitales, conventos y fundó el primer Seminario Americano en Lima en 1591 que en la actualidad lleva su nombre. Gracias a sus gestiones, el número de parroquias o centros de evangelización en su Arquidiócesis, aumentó de 150 a 250 parroquias en su territorio. El 2 de febrero de 1604 inaugura la primera parte de la tercera Catedral (comenzada en 1572)

A los sesenta y ocho años, Toribio de Mogrovejo cayó enfermo en la población de Pacasmayo, al norte de Lima, pero aún así continuó trabajando hasta el final, llegando a la ciudad de Saña en condición agonizante. Allí hizo su testamento en el que dejó a sus criados sus efectos personales y a los pobres el resto de sus propiedades. Murió a las tres y media de la tarde del Jueves Santo el 23 de marzo de 1606, en el Convento de San Agustín.

Fue beatificado el 28 de junio de 1679 por el Papa Inocencio XI, mediante su Bula "Laudeamus" y canonizado el 10 de diciembre de 1726 por el Papa Benedicto XIII, mediante su Bula "Quoniam Spiritus".

Hoy sus restos son venerados en su capilla de la Basílica Catedral de Lima.

- Patrono del Episcopado Latinoamericano, proclamado por el Papa Juan Pablo II en 1983.

- Patrono de la Arquidiócesis de Lima.

- Patrono de Mayorga.

- Patrono del Escultismo.

Su fiesta se celebra el 23 de marzo.


San Francisco Fernández de Capillas

Nace el 15 de agosto de 1607 en Baquerín de Campos, (Palencia). El menor de cinco hermanos estudió, desde niño, en Palencia donde conoció a los dominicos y descubrió un primer germen de vocación. Fue en el convento de San Pablo de Valladolid donde ingresa en la Orden y profesa al tiempo que hace los estudios institucionales.


Todavía siendo diácono, en 1631, con otros treinta jóvenes dominicos, embarca rumbo a México, primera etapa del viaje. Casi un año tardarán en llegar a Manila con la recia experiencia de una travesía llena de padecimientos. En la capital filipina, Fray Francisco recibe la ordenación sacerdotal a los 25 años de edad.


En Manila ejerce su vocación sacerdotal y misionera durante nueve largos años, en ansiosa espera de ser enviado a China. Otra escala en Formosa hasta que los cristianos chinos les faciliten la entrada en Fujián el año 1642. La persecución más o menos declarada a los cristianos es el ambiente en el que desarrolla su acción evangelizadora.


Fiebres cuartanas y privaciones de todo orden debilitan extraordinariamente su salud. Pero nada le detiene en su misión. La integridad de su vida, la bondad de su corazón y la entrega a su vocación hacen que los cristianos hablen de él como del “santo Capillas”. Arrestado cuando regresaba a su refugio después de atender a los enfermos, es juzgado y condenado por defender su fe y su amor a Jesucristo. Dos meses de tormentos en la cárcel desembocan en su degollación el 5 de enero de 1648, en la ciudad de Fu’an, en la provincia de Fujian (China).


Beatificado por San Pío X el año 1909 y canonizado por Juan Pablo II el 1 de octubre de 2000, juntamente con 120 mártires de China. La reliquia de su cabeza se conserva en el convento de los dominicos de San Pablo de Valladolid.


San Mateo Alonso de Leciniana

Mateo Alonso de Leciniana nació en Nava del Rey el 26 de Noviembre de 1702. Entró en el convento dominico de la Santa Cruz de Segovia. Recibió el hábito de Santo Domingo  y comenzó los estudios para ser sacerdote. A los pocos años de ser sacerdote se ofreció voluntario para ir a tierras de misión. Los superiores le dieron el permiso y embarcó para las Islas Filipinas. Estuvo en el Colegio de Santo Tomás de Manila y en 1731 zarpó a las misiones de Tonkín (Vietnam), donde llegó, después de azaroso viaje (1732). Aprendió la lengua vietnamita en Trung-Iing; ahí desempeñó intensa labor evangelizadora durante diez años, librando -con ayuda de la feligresía- su captura. Estimado por su entrega y amor a los nativos.

Un día en que estaba celebrando misa en un escondite, le avisaron que venían los soldados a por él. Allí lo detuvieron, lo atormentaron y cargaron de cadenas. Quedó con una grave herida de lanza en un costado. Tal y como estaba lo llevaron hasta Nam-dinh en un viaje largo, de varios días.

Los cristianos pagaron el rescate que pedían las autoridades, pero no lo soltaron. Lo condujeron hasta la capital, Hanoi. Al ser sometido a juicio se le quiso obligar a pisar la cruz. "He venido para enseñar a los hombres a amar y adorar a Dios representado en la cruz, ¿cómo, pues, voy a cometer el crimen de pisarla?".Fue juzgado y condenado a muerte por enseñar una religión extranjera, pero como el mandarín admiraba a los misioneros por el trabajo que hacía entre la gente pobre, le cambiaron la condena por cárcel para siempre. Encadenado permaneció cuarenta días en prisión, evangelizando prisioneros paganos y exhortando a los cristianos a avivar su fe.

Entonces llegó a la cárcel el dominico San Francisco Gil de Friedereich que sí que estaba condenado a muerte. El Padre Alonso dijo que él tenía que ser tratado igual que hermano Francisco. Y así lo hicieron. Llevaron a los dos a las afueras de la ciudad y los ataron a dos estacas que los ahogaban. Mientras rezaban y se encomendaban al Señor para que los acogiera en el cielo, la cuerda los iba asfixiando. Era el 22 de enero de 1745.

El 20 de mayo de 1906 fue beatificado por San Pío X y canonizado el 19 de junio de 1988 por el Beato Juan Pablo II en Roma.

Su fiesta se celebra el 24 de noviembre.


San José Fernández de Ventosa

Nació en Ventosa de la Cuesta (Valladolid) el 26 de noviembre de 1775. Era séptimo hijo de una familia de labradores formada por Antonio Bartolomé Fernández de Buenaposada y Manuela de Ventosa Vázquez. Fue bautizado el 3 de diciembre, y recibió el sacramento de la confirmación el 25 de enero de 1788, en la villa de Matapozuelos, de manos del obispo de Valladolid, don Manuel Joaquín Morón.

En 1794, pidió el ingreso en el Convento dominicos de San Pablo de Valladolid. El 17 de diciembre recibía las órdenes menores clericales; en 1798, el subdiaconado; y el 21 de diciembre de 1799, la ordenación sacerdotal. Esta última en la Iglesia de San Esteban de Valladolid, antigua Iglesia del Colegio de San Ambrosio de la Compañía de Jesús y, actualmente Basílica Santuario Nacional de la Gran Promesa.

Tras la muerte de su padre, el 26 de julio de 1804, se ofrece para ir a Oriente, adonde es enviado en 1805. Su destino definitivo es el norte de Vietnam, adonde llega después de realizar una penosísima travesía, que quebrantó su salud para siempre. Pero sobreponiéndose en lo humanamente posible a la disentería, que le puso al borde de la muerte, trabajó de modo infatigable durante 30 años, gastados al servicio de los vietnamitas. Según testimonio de testigos y biógrafos, su mansedumbre y humildad ganaron la simpatía y benevolencia de muchos, y los atrajo a la Iglesia de Cristo. Pero otros se sintieron ofendidos por su defensa de la fe en Cristo.

En 1838, la persecución de Minh-Manh le alcanzó de lleno y fue hecho prisionero. Su caridad no fue motivo de amor y perdón. Encerrado en una estrecha jaula, fue llevado al tribunal, siendo objeto de mofa por parte de los soldados y de la chusma. Él, abandonado a sus débiles fuerzas, se mantuvo firme en su fidelidad a Cristo. Esa actitud de firmeza psicológica y de fe contrastaba con su debilidad física a causa de una parálisis que le afectaba a ambas manos y a la mitad de su cuerpo. Le hicieron tentadoras ofertas si apostataba de su religión, pero su espíritu triunfo sobre todas ellas. Al final, su prolongada pasión terminó cuando fue decapitado brutalmente. Un sacerdote vietnamita, que murió mártir con él, fue la mano amiga en su dolor y en su triunfo.

Fue beatificado por León XIII, el 27 de mayo del año 1900, y canonizado por el Beato Juan Pablo II, el 19 de junio de 1988.

 

C. Ániz Iriarte

Translation of: Il grande libro dei santi.

Diccionario de los Santos

Escrito por Claudio Leonardi, Andrea Riccardi

Publicado por Editorial San Pablo, 2000

 

Su fiesta se celebra el 24 de noviembre.


Beato Bernardo Francisco de Hoyos

Nace en Torrelobatón (Valladolid) el 21 de agosto de 1711. Hijo de  don Manuel de Hoyos, secretario del Ayuntamiento de Torrelobatón y doña Francisca de Seña. Es bautizado el día 5 de septiembre de 1711 en la Iglesia Parroquial de Santa María en su localidad natal, con el nombre de Bernardo Francisco.

 

Imagen del Beato (Talleres Granda, 2010) en la Basílica Santuario Nacional de la Gran Promesa, Valladolid.

 

A los 9 años Bernardo recibió el sacramento de la Confirmación en Torrelobatón, a los 10 años fue a estudiar en el colegio de los jesuitas de Medina del Campo, y a los 11 años al colegio de los jesuitas de Villagarcía de Campos. A los 14 años, con el permiso de su familia, fue admitido en el Noviciado de los jesuitas en Villagarcía de Campos. Terminó el Noviciado con casi 17 años, y emitió los votos simples perpetuos. Desde los 17 hasta los 20 años, Bernardo estudió Filosofía en el colegio de los Santos Pedro y Pablo en Medina del Campo. A los 20 años Bernardo comenzó los estudios de Teología en el colegio de San Ambrosio de Valladolid.

El 14 de mayo de 1733, solemnidad aquel año de la Ascensión, el P. Hoyos, daba gracias después de comulgar, con los demás estudiantes teólogos, en el presbiterio de la hoy Basílica de la Gran Promesa. Y al lamentar en su interior la ignorancia sobre esta espiritualidad en España, “me dijo Jesús: REINARÉ EN ESPAÑA Y CON MÁS VENERACIÓN QUE EN OTRAS PARTES”.

El 29 de septiembre de 1735, dos meses antes de su muerte, el Arcángel San Miguel (por entonces Patrón de Valladolid) se le aparece para animarle en la propagación de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, él mismo explica como «nuestro glorioso protector, San Miguel, acompañado de innumerable multitud de espíritus angélicos, me certificó de nuevo estar el encargado de la causa del Corazón de Jesús, como de uno de los mayores negocios de la gloria de Dios y utilidad de la Iglesia, que en toda la sucesión de los siglos se han tratado lo que ha que el mundo es mundo. Porque es una alta idea de aquel gran Dios, que, habiendo socorrido al género humano por medio de la Encarnación y Pasión de su amado Hijo Jesucristo, quiere se logren sus frutos más copiosamente que hasta aquí por medio del amor al mismo Dios-Hombre Cristo-Jesús, el cual se ha de avivar grandemente hasta el fin del mundo, por los maravillosos progresos que ha de ir haciendo sin cesar, entre mil Oposiciones, la devoción al Corazón adorable de nuestro amable Salvador». 

Fue ordenado sacerdote el 2 de Enero de 1735.

Bernardo de Hoyos falleció a consecuencia del tifus, el martes 29 de noviembre de 1735, a los 24 años de edad, solo algunos meses después de su ordenación sacerdotal. Fue enterrado en la Iglesia del Colegio de San Ignacio de Valladolid, actual Real Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián y Santa Basilisa.

Itinerario de la Causa de Beatificación del P. Hoyos.

- 1895: Se incoa la causa, a nivel diocesano, en Valladolid.

- 1899: Se concluye el proceso diocesano de beatificación, y se eleva la causa a la Santa Sede.

- 1902. Se aprueban sus escritos.

- 1914. Introducción del proceso apostólico, que dura hasta 1919.

- 1917. Decreto de "non cultu".

- 1930: La Sagrada Congregación de Ritos crea una Sección Histórica en la que entran las causas carentes de testigos contemporáneos a los hechos, supliéndolos con una exhaustiva investigación histórica.

- 1933: Con motivo del II Centenario de la Promesa, se erige en templo expiatorio, hoy Basílica de la Gran Promesa del Corazón de Jesús en Valladolid, aumentando considerablemente el conocimiento del P. Hoyos y su culto (privado) entre los fieles.

- 22-abril-1936: Curación instantánea de Mercedes Cabezas, atribuida a la intercesión de Bernardo F. de Hoyos. 1946-49: Proceso en Valladolid.

- 31-mayo-1961: Aprobación de la investigación histórica (“positio”).

- 1995 (Junio). La Comisión de Teólogos da su voto positivo sobre las virtudes heroicas.

- 1995 (Diciembre). La Comisión de Cardenales y Obispos ratifica el dictamen.

- 1996 (12 de Enero). El Santo Padre Juan Pablo II declara la heroicidad de las virtudes del Siervo de Dios Padre Bernardo de Hoyos, "sacerdote profeso de la Compañía de Jesús".

- 2003. Se presenta a la congregación para la Causa de los Santos la curación de Mercedes Cabezas, esperando que sea reconocida como milagrosa.

- Diciembre-2004. Presentación en la Congregación para la Causa de los Santos.

- Marzo-2008: La Comisión Científica declara, por unanimidad, que lo acaecido a Mercedes Cabezas es médicamente inexplicable y en septiembre 2008 declara lo mismo la Comisión Teológica.

- 18-noviembre-2008: Los Obispos y Cardenales aprueban, también por unanimidad, el milagro atribuido a la intercesión del P. Hoyos.

- Enero-2009: El Santo Padre Benedicto XVI firma el decreto que reconoce la curación de Mercedes Cabezas como milagro obrado por intercesión del P. Hoyos, abriendo la puerta a su beatificación.

- Marzo-2009: D. Braulio Rodríguez Plaza solicita a la Santa Sede que la beatificación del P. Hoyos pueda celebrarse en Valladolid el 18 de abril de 2010, tercer domingo de Pascua.

- Abril-2009: Se recibe de Roma la carta, por la que se determina dicha fecha para la beatificación, indicando que la legación pontificia a tal efecto estará presidida por el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos.

- Carta Apostólica por la S.S. Benedicto XVI inscribe en el Libro de los Beatos al Venerable Siervo de Dios Bernardo Francisco de Hoyos está fechada el 10 de abril de 2010.

- 18 de abril de 2010 ceremonia de Beatificación del Padre Hoyos en Valladolid.

 

Su fiesta se celebra el 29 de noviembre.

El 18 de abril de 2010 se bendijo una imagen del Beato Bernardo Francisco de Hoyos en la Basílica Santuario de la Gran Promesa de Valladolid, vestido de sacerdote mostrando el libro "Tesoro Escondido". Casi un año después, el 3 de septiembre de 2011, dentro de los actos conmemorativos del III Centenario del nacimiento del Beato, su localidad natal, Torrelobatón le rindió homenaje con la adquisición de una nueva talla del Beato, vestido de jesuita, portando en sus manos un ejemplar de la misma obra mencionada, y una vidriera en el baptisterio recordando que allí fue bautizado el Beato el 5 de septiembre de 1711. Ambas imágenes fueron bendecidas por el Arzobispo de Valladolid, Monseñor Ricardo Blázquez.

Así mismo, en la Real Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián y Santa Basilisa de Valladolid, un cuadro con el retrato del Beato recuerda que allí se encuentra su sepultura.


Beato Florentino Asensio Barroso

Florentino Asensio Barroso nació el 16 de Octubre de 1877 en Villasexmir, (Valladolid) . Hijo de Jacinto Asensio, ejerció de vendedor ambulante y su madre Gabina Barroso, atendía una pequeña tienda de pueblo. Tuvieron nueve hijos.


Su infancia transcurrió en el lugar de procedencia de sus padres, Villavieja del Cerro (Valladolid). Ingresó en el Seminario de Valladolid, y fue ordenado Sacerdote el 1 de Junio de 1901, fue destinado de Párroco a Villaverde de Medina. A los dos años, pasa a la capital, Valladolid, como capellán de las Hermanitas de los Pobres al mismo tiempo que se hace cargo de archivero del Palacio Arzobispal, y  es nombrado mayordomo del Cardenal-Arzobispo D. José María de Cos y Macho.


Ejerció de profesor de Teología en la Universidad de Valladolid, actividad de la que cesa al haber sido nombrado párroco de la Catedral Metropolitana, en la cual despeñó su apostolado, predicando durante 10 años, todos los domingos en las dos misas principales. Su celo pastoral se extendía por toda la ciudad. Fue confesor del Seminario Conciliar largos años.


La fama de su celo sacerdotal es conocido en la Nunciatura Apostólica en Madrid. El Nuncio, Mons. Federico Tedeschini, convocó a D. Florentino a la ciudad de Ávila, para comunicarle la voluntad del Papa Pío XI de nombrarle Obispo de Barbastro, vacante por el traslado de Mons. Nicanor Mutiloa, a la sede de Tarazona. Forzado por su sentido de la obediencia, se plegó a la voluntad del Papa.


Fue consagrado Obispo en la Catedral de Valladolid por el Arzobispo Mons. Remigio Gandásegui, el 26 de enero de 1936. Tomó posesión de la Sede de Barbastro por procurador el 8 de Marzo de aquel año. Estaba en Zaragoza dispuesto para hacer su entrada solemne en Barbastro el domingo día 15, cuando recibió noticia del sabotaje que se preparaba en la Ciudad del Vero, para desbaratar la manifestación de acogida organizada. Suspendió la marcha aquel día y llegó al día siguiente, en forma privada, a las mismas puertas de la Catedral sin boato externo, limitando la solemnidad de su entrada a los Ritos Litúrgicos prescritos, dentro de la Catedral.

Los 4 meses y 23 días, que duró su episcopado en la Diócesis, fueron a la vez, intensos y trágicos. Impulsó la pastoral diocesana, predicando él mismo todos los domingos. en la misa de 12 en la Catedral; alienta y patrocina la implantación de la CESO (Confederación Española de Sindicatos Obreros), organización promovida por D. Ángel Herrera Oria, desde su periódico “El Debate”. El paro obrero, gran azote de la sociedad española de aquellos días, encontró en el Obispo D. Florentino, acogida generosa pobres y enfermos, tanto en Barbastro como en Valladolid, tuvieron en D. Florentino, recursos en sus necesidades.


El 20 de Julio de 1936, dos días después de comenzar la Guerra Civil, fue confinado en su palacio. El día 22, fue formalmente detenido y llevado al colegio de los P. P. Escolapios, habilitado para prisión del clero y religiosos.


Al atardecer del día 8 de Agosto, fue trasladado a una celda solitaria de la cárcel del Ayuntamiento, en la misma plaza. En los interrogatorios a que fue sometido, le ocasionaron toda suerte de vejaciones, impropias de seres humanos, hasta el punto de cortarle los genitales en medio de todos los allí reunidos, que entre zarandeos y empujones le decían “No tengas miedo. Si es verdad eso que predicáis, irás pronto al cielo”, a lo que el Siervo de Dios, les contestó “Sí, y allí rezaré por vosotros”.


A la madrugada le llevaron, junto con otros detenidos, al Cementerio en un camión, donde fueron fusilados, arrojando su cadáver a una fosa común. Al terminar la guerra civil, se efectuó un proceso de identificación de los allí enterrados, D. Florentino fue fácilmente identificado por las iniciales que marcaban su ropa interior. Exhumados los restos fueron trasladados a la Catedral y depositados en uno de los nichos de la cripta, bajo el Presbiterio, destinados a los obispos de la Diócesis.


El 4 de Mayo de 1997, precedido del consiguiente proceso, fue declarado Mártir y Beato por su Santidad el Papa Juan Pablo II.

Los restos del Beato Mártir D. Florentino, descansan ahora en la capilla de San Carlos Borromeo en la Catedral, a donde fueron solemnemente trasladados con motivo de su beatificación detrás del altar en un sepulcro nuevo.


Semblanza de los doce Beatos Mártires de la Archidiócesis de Valladolid, beatificados en 2007, publicadas en Iglesia en Valladolid (septiembre-octubre 2007)

 

Beato Cipriano Polo García.-

Lugar y fecha de Nacimiento: Mayorga (Valladolid), 16 de septiembre de1880.

Lugar y fecha de Defunción: Fuente la Higuera (Valencia), 5 de agosto de 1936.

Profesión Religiosa: Orden de San Agustín. Valladolid el 20 de septiembre de 1896.

Ordenación Sacerdotal: 15 de marzo de 1903.

Beatificación: Beatificado por Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro de Roma, el 28 de octubre de 2007.

Memoria (Fiesta): 6 de noviembre.

 

Beato Pedro (Santiago) Vega Ponce.-

Lugar y fecha de Nacimiento: Mayorga (Valladolid),  26 de julio de 1902.

Lugar y fecha de Defunción: “El Pinar de Lada”, Langreo (Asturias), noche del 19 al 20 de septiembre de 1936.

Profesión Religiosa: Orden de San Agustín. Ingresó en el convento de Corias como hermano cooperador y tomó el hábito el 31 de marzo de 1935. Fue aprobado para hacer la profesión religiosa, pero no la pudo realizar.

Beatificación: Beatificado por Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro de Roma, el 28 de octubre de 2007.

Memoria (Fiesta): 6 de noviembre.

 

Beato Pedro de la Varga Delgado.-

Lugar y fecha de Nacimiento: Valladolid, 30 de julio de 1904.

Lugar y fecha de Defunción: Paracuellos de Jarama (Madrid), 30 de noviembre de 1936.

Profesión Religiosa: Orden de San Agustín, profesó en Uclés el 19-10-1920

Ordenación Sacerdotal: 16 de octubre de 1927.

Beatificación: Beatificado por Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro de Roma, el 28 de octubre de 2007.

Memoria (Fiesta): 6 de noviembre.

  

Beato Hermilio de San Eliseo (Pedro Ramón Rodríguez Calle).-

Lugar y fecha de Nacimiento: Fuensaldaña (Valladolid), 14 de abril de 1913.

Lugar y fecha de Defunción: Toledo, 22 de julio de 1936.

Profesión Religiosa: Ingresó en el Seminario Teresiano de Medina del Campo en 1925. Profesó la vida carmelitana en Segovia en 1929. Profesó solemnemente el 29 de junio de 1936 y recibió las órdenes menores.

Beatificación: Beatificado por Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro de Roma, el 28 de octubre de 2007.

Memoria (Fiesta): 6 de noviembre.

 

Beato José Agustín (Alfredo Fernando) Fariña Castro.-

Lugar y fecha de Nacimiento: Valladolid,  20 de marzo de 1879.

Lugar y fecha de Defunción: Paracuellos de Jarama (Madrid), 30 de noviembre de 1936.

Profesión Religiosa: Orden de San Agustín, 25 de marzo de 1895.

Ordenación Sacerdotal: 1902.

Beatificación: Beatificado por Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro de Roma, el 28 de octubre de 2007.

Memoria (Fiesta): 6 de noviembre.

 

Beato Luis Gutiérrez Calvo.-

Lugar y fecha de Nacimiento: Melgar de Abajo (Valladolid) el 29 de enero de 1888.

Lugar y fecha de Defunción: Málaga el 26 de agosto de 1936.

Profesión Religiosa: Orden de San Agustín. Profesó en El Escorial, como hermano colaborador, el 19 de marzo de 1909.

Beatificación: Beatificado por Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro de Roma, el 28 de octubre de 2007.

Lugar donde reposan los restos/reliquias: Catedral de Málaga.

Memoria (Fiesta): 6 de noviembre.

 

Beato Julio Melgar Salgado.-

Lugar y fecha de Nacimiento: Bercero (Valladolid), 16 de abril de 1900.

Lugar y fecha de Defunción: Ciudad Real, 22 de agosto de 1936.

Ordenación Sacerdotal: 1924.

Beatificación: Beatificado por Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro de Roma, el 28 de octubre de 2007.

Memoria (Fiesta): 6 de noviembre.

 

Beato Félix de la Virgen del Carmen (Luis Gómez de Pablo).-

Lugar y fecha de Nacimiento: Valladolid, 9 de enero de 1912.

Lugar y fecha de Defunción: Toledo, julio 1936.

Profesión Religiosa: Orden Carmelitas Descalzos. Segovia, 1930. Profesión solemne en 1933.

Beatificación: Beatificado por Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro de Roma, el 28 de octubre de 2007.

Memoria (Fiesta): 6 de noviembre.

 

Beato Eugenio Cernuda Febrero.-

Lugar y fecha de Nacimiento: Zaratán (Valladolid), 15 de noviembre de 1900.

Lugar y fecha de Defunción: Sariego (Santader), 18 de diciembre de 1936.

Profesión Religiosa: Orden de San Agustín. Valladolid, 2 de octubre de 1917.

Ordenación Sacerdotal: 19 de julio de 1925.

Beatificación: Beatificado por Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro de Roma, el 28 de octubre de 2007.

Memoria (Fiesta): 6 de noviembre.

 

Beato Valentín Gil Arribas.-

Lugar y fecha de Nacimiento: Rábano (Valladolid),  14 de febrero de 1897.

Lugar y fecha de Defunción: Paracuellos de Jarama (Madrid), 28 de noviembre de 1936.

Profesión Religiosa: Pía Sociedad de San Francisco de Sales / Salesianos Don Bosco (Salesianos, S.D.B.), realizó el Noviciado en Carabanchel Alto (Madrid), donde emitió los votos, como coadjutor, el 26 de julio de 1916.

Beatificación: Beatificado por Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro de Roma, el 28 de octubre de 2007.

Memoria (Fiesta): 6 de noviembre.

 

Beato Esteban Cobo Sanz.-

Lugar y fecha de Nacimiento: Rábano (Valladolid) el 21 de noviembre de 1905.

Lugar y fecha de Defunción: Madrid, 22 de septiembre de 1936.

Profesión Religiosa: Hizo la profesión religiosa (Pía Sociedad de San Francisco de Sales / Salesianos Don Bosco (Salesianos, S.D.B) en Carabanchel Alto (Madrid) el 23 de julio de 1925.

Beatificación: Beatificado por Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro de Roma, el 28 de octubre de 2007.

Memoria (Fiesta): 6 de noviembre.

 

Beato Federico Cobo Sanz.-

Lugar y fecha de Nacimiento: Rábano (Valladolid), 16 de noviembre de 1919.

Lugar y fecha de Defunción: Madrid, 22 de septiembre de 1936.

Profesión Religiosa: Aspirante salesiano (Pía Sociedad de San Francisco de Sales / Salesianos Don Bosco (Salesianos, S.D.B.).

Beatificación: Beatificado por Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro de Roma, el 28 de octubre de 2007.

Memoria (Fiesta): 6 de noviembre.

 


Otros Beatos de los que se celebra Memoria en Valladolid

Beato Apolinar Franco, OFM.-

Lugar y fecha de Nacimiento: Aguilar de Campos, c. 1570.

Lugar y fecha de Defunción: Omura (Japón), 12 de septiembre de 1622.

Profesión Religiosa: OFM.

Beatificación: Beatificado por Pío IX el 7 de julio de 1867.

Memoria (Fiesta): 12 de septiembre.

 

Beato Arsenio (Benito José Labre) Mañoso González.-

Lugar y fecha de Nacimiento: Lomoviejo (Valladolid), 19 de julio de 1879.

Lugar y fecha de Defunción: Calafell, Tarragona, 30 de julio de 1936.

Profesión Religiosa: Orden Hospitalaria.

Beatificación: Beatificado por Juan Pablo II, 25 de octubre de 1992.

Memoria (Fiesta): 30 de julio.

 

Beato Pedro Ruiz de los Paños.- Fundador la Congregación de las Discípulas de Jesús.

Lugar y fecha de Nacimiento: Mora (Toledo), 18 de septiembre de 1881.

Lugar y fecha de Defunción: Toledo, 23 de Julio de 1936.

Ordenación Sacerdotal: 9 de Abril de 1905.

Beatificación: Beatificado por Juan PabloII en Roma, el 1 de octubre de 1995.

Lugar donde reposan los restos/reliquias: Enterrado en Valladolid.

Memoria (Fiesta): 24 de julio

 

Beato Pedro Rivera Rivera.-

Lugar y fecha de Nacimiento: Villacreces (Palencia), 3 de septiembre de 1912.

Lugar y fecha de Defunción: Granollers (Barcelona), finales de agosto o primeros de septiembre de 1936.

Profesión Religiosa: OFM. Conv. Profesión solemne en 1933.

Ordenación Sacerdotal: 1935.

Beatificación: Beatificado por Juan Pablo II, el 11 de Marzo de 2001.

Memoria (Fiesta): 22 de septiembre.

 


Venerable Luis de la Puente

Puente nació en Valladolid el 11 noviembre 1554, hijo de Alonso de la Puente, funcionario de la Chancillería de Valladolid. Habiendo entrado en la Compañía de Jesús, tuvo como profesor y director espiritual a Francisco Suárez en los años 1576-1578. La tercera probación la tuvo en Villagarcía de Campos (1579-1580) con Baltasar Álvarez de instructor. Ordenado sacerdote en 1580. Posteriormente fue enviado a Salamanca. Hasta 1608 estuvo dedicado a la formación de jesuitas y cargos de gobierno en la Orden, pasando por León, Villagarcía, Medina del Campo. En los años 1594-1596 fue rector de San Ambrosio de Valladolid. En 1599 se dedicó al cuidado de la plaga que había asolado a Villagarcía.  Nuevamente será rector de San Ambrosio en 1601, aunque por motivos de salud tuvo que dejarlo en 1602. En los años 1607-1608 es nombrado visitador del Colegio de San Albano de Valladolid.

Murió en Valladolid el 16 de febrero de 1624, siendo enterrado de la Iglesia del San Ambrosio (actual Basílica de la Gran Promesa).

Aprobados sus escritos (1714) en orden a su beatificación, Clemente XIII declaró (1759) la heroicidad de sus virtudes. Sin embargo la expulsión de la Compañía de Jesús de España (1767) y la posterior supresión pontificia (1773) interrumpieron su causa de beatificación.

Además de un comentario en latín en el Cantar de los Cantares, que escribió en español:

- "Comentarios a la Suma de Santo Tomás"

- "Vida del P. Baltasar Álvarez".

- "La vida de Marina de Escobar".

- "Directorio Espiritual de la Confesión, la Comunión y el Sacrificio de la Misa".

- "La Vida Cristiana" (4 vols.).

- "Meditaciones sobre los Misterios de nuestra Santa Fe".

- "Guía Espiritual" (1609).

- "En la perfección de diversos estados de vida del cristiano" (1612-1616).

 


Venerable Marina de Escobar

Nació el 8 de febrero de 1554 en la calle Sámano, en Valladolid. Hija de don Diego de Escobar (+ 1581), abogado en la Real Chancillería y doña Margarita Montaña de Monserrate, hija del doctor Bernardino Montaña de Monserrate. Cuando Marina tenía un año y medio, su abuela paterna, que se había desplazado a Valladolid para asistir al doctorado de su hijo, regresó a Ciudad Rodrigo con su nieta, donde vivió al cuidado de una tía que la educó durante los nueve años. 

A su regreso a Valladolid pasó a vivir en la nueva casa que su padre había comprado en la calle del Rosario (actual San Juan de Dios), frente a la iglesia del Rosarillo, caserón que desde entonces sería su residencia permanente.

Entre los 10 y los 14 años se apartó de la devoción por influencia de una amiga de carácter más mundano, lo que motivó que su madre la llevara a confesar, acompañada de sus hermanos, a la recién fundada Casa Profesa de la Compañía de Jesús, centro que comenzó a frecuentar y donde recibió consejos decisivos del jesuita turolense Jerónimo de Ripalda. A partir de entonces vivió una adolescencia entregada a los ejercicios piadosos, incluyendo ayunos y disciplinas, y a la lectura de vidas de santos y libros devotos, con especial predilección por el Memorial de la vida cristiana de Fray Luis de Granada.

Tenía 18 años cuando en la víspera de la fiesta de San Miguel de 1572, por entonces patrón de Valladolid (celebrado el 8 de mayo), recibió la visión de Cristo bajo la apariencia de Ecce Homo.

Contaba con 20 años cuando deseó entrar como religiosa en la Reforma de la Orden del Carmen. Por este motivo tuvo contacto con la propia Teresa de Jesús en 1574, en el convento vallisoletano, quien rechazó su petición.

A los 33 años se puso bajo la dirección espiritual de los jesuitas, teniendo como confesores sucesivos a los padres Diego Pérez, Francisco de Lara, Pedro León y finalmente en 1593 a Luis de la Puente.

Marina Escobar tuvo encuentros con santos como San José, Santo Domingo, San Francisco, San Francisco Javier y San Ignacio de Loyola, con ángeles, entre los cuales se encontraban dos ángeles que eran custodios de la ciudad de Valladolid, y también de  las almas de difuntos que conoció en vida, con otras del Purgatorio. Sufrió los dolores y estigmas de la Pasión y en su corazón fue grabada la frase "Aquí mora Jesús", motivo por el que llevaba bordado al pecho el anagrama JHS.

En 1615 tuvo una revelación animándola a introducir en España la orden fundada por Santa Brígida de Suecia en el siglo XIV. Para ello redactó la reforma de la regla, adaptada a los nuevos tiempos, que sería aprobada por el papa Urbano VIII el 10 de noviembre de 1629 en el breve apostólico "Ex incumbentis nobis", recibiendo directamente de Santa Brígida incluso el diseño del hábito a utilizar por las religiosas, según sus declaraciones. Dicho convento de Santa Brígida se fundó en Valladolid en 1637, ocupando la comunidad el palacio del Licenciado Butrón. 

Doña Marina Escobar murió el 9 de junio de 1633. En un ataúd de terciopelo carmesí, sufragado por el Ayuntamiento, y con un entierro que recorrió todo el centro de la ciudad al modo de las procesiones más solemnes de la época, fue enterrada en la iglesia de la Casa Profesa (actual iglesia de San Miguel). Allí permaneció hasta el traslado de sus restos en 1960 al convento de Santa Brígida.

Dos meses después de su muerte comenzó la recogida de testimonios en Valladolid y Madrid para iniciar el proceso de beatificación.

Su carisma podría sintetizarse en tres palabras: contemplación, adoración, reparación.


Venerable María de los Ángeles Sorazu

Florencia Sorazu y Aizpurúa nace en Zumaya 22-2-1873. Hija de Mariano Sorazu  y Antonia Aizpurúa . Su progenitor transportaba y vendía pescado. Pasó con su familia desgracias y privaciones y cambió con ellos varias veces de domicilio, estableciéndose en Cestona, San Sebastián y Tolosa. Entró a los trece años a trabajar como doncella en una familia de San Sebastián y después se empleó en una fábrica textil en Tolosa.

En 1891, invitada por la abadesa del convento de la Purísima Concepción de Valladolid, ingresó para ocupar una plaza de cantora del coro. Al tomar el hábito recibió el nombre de Sor María de los Ángeles. Después de dos años de dudas, en 1893, se produjo en la vida de piedad de Sor Ángeles una conversión interior, practicando a partir de entonces más intensamente la piedad y la oración.

Recibió la gracia del desposorio místico –acontecido el 25 de septiembre de 1894.

Por el impulso de Sor Ángeles, su convento celebró la noche del 31 de diciembre de 1900, una solemne acción de gracias por todo el culto tributado a la Virgen María durante el siglo XIX y singularmente por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción. En 1904, fue elegida Madre Abadesa del convento.

En tres ocasiones anteriores, había obtenido la mayoría de los votos de las religiosas para ser su abadesa, pero la autoridad eclesiástica no confirmó su nombramiento por falta de la edad requerida hasta 1904. Desde 21 de febrero de 1904, en sucesivas, elecciones trienales, fue elegida de nuevo abadesa hasta su muerte, a los 48 años, en 1921.

En este periodo recibe la gracia del matrimonio espiritual –recibido el 11 de junio de 1911-.

En la Navidad de 1920 hace unos ejercicios espirituales de cuarenta días con la intención de prepararse para la vida del cielo, según ella misma afirma. El 21 de marzo de 1921 confía a una de las religiosas más íntimas, que presiente cercana su muerte. Su salud se deteriora progresivamente.

Su muerte acaeció el 28 de agosto de 1921, cuando contaba 48 años de edad y 30 de vida religiosa. Está enterrada en el monasterio de Valladolid.

Nada más morir en 28 Agosto de 1921 el dibujo de María Medianera Universal ha sido impreso e enviado a Roma con su respectiva explicación. La Sagrada Congregación lo aprobó y concedió a su Comunidad el rezo de María Medianera Universal. Con ello el Papa Benedicto XV también instituyó aún en 1921, la fiesta de María Medianera Universal a 7 de noviembre con Oficio propio.

Obra escrita:

- "La vida espiritual" (1918) – De contenido místico.

- "Opúsculos marianos".

- "Exposición de varios pasajes de la Sagrada Escritura" (1926).

- "Autobiografía Espiritual" (Reeditada en 1990).

 


Venerable R.P. Tiburcio Arnáiz Muñoz, S.J.

El 11 de agosto de 1865 nació en el número 23 de la Calle Panaderos de Valladolid Tiburcio Arnaiz Muñoz, segundo hijo de Ezequiel Arnaiz y Romualda Muñoz y hermano de Gregoria, que había nacido cinco años antes. Su hermana Gregoria, entró como religiosa Dominica en el Convento de San Felipe de la Penitencia de Valladolid, con el nombre de  Sor Carmen.

Muy joven entró en el Seminario, primero como interno y, posteriormente, pernoctando en su casa, a cuya modesta economía ayudaba  con lo que percibía como sacristán del Convento de S. Felipe de la Penitencia de las Monjas Dominicas.  Así le llegó el día de su ordenación sacerdotal  el 20 de abril de 1.890. Durante tres años desempeñó el cargo de Párroco en  Villanueva de Duero, pequeño pueblecito cercano a  Valladolid.  Pero alentado por unos compañeros hizo oposiciones, siguiendo la costumbre de la época, a otra parroquia de más entidad, como fue la que consiguió en Poyales del Hoyo, de la Diócesis y Provincia de Avila. Animado, igualmente por uno de sus compañero, obtuvo el  Doctorado en Teología en la Diócesis Primada de Toledo el 19 de diciembre de 1896.

La muerte de su madre, acaecida en esta localidad, le lleva a plantearse, junto con su hermana Gregoria,  la opción de hacerse Jesuita, a la vez que ella ingresaba en el Convento de las Dominicas, donde Tiburcio había sido sacristán mientras estudiaba en el Seminario.  Llevaba nueve años de párroco en Poyales del Hoyo, cuando el  30 de marzo de 1.902 ingresó en el Noviciado de la Compañía de Jesús en Granada. 

El Noviciado se prolonga por espacio de dos años. Hace sus primeros votos como Jesuita el 3 de abril de 1904. Terminados éstos, el P. Arnaiz, siguiendo una norma habitual cuando un nuevo jesuita  había entrado en la Compañía siendo ya sacerdote, dedicó unos años más a perfeccionar los estudios de Filosofía y Teología; pero además, y junto con esos estudios, ejerció el cargo de  Superior de los otros escolares de estas materias que aún no habían recibido las Ordenes Sagradas. También se estrenó en dar Ejercicios  Espirituales a sacerdotes del clero diocesano y alguna que otra Misión por los pueblos cercanos a Granada, dejando ya fama de santidad  entre sus oyentes, como contaba el Párroco de Otura, cuando el Misionero dejó el pueblo enfervorizado.

Enseptiembre de 1909 fue destinado a la ciudad de Murcia.

En 1911 va a Loyola, para realizar la Tercera Probación, con la cual había de completar su formación jesuítica, un curso que se dedica  al cultivo de la vida espiritual y al estudio de las Constituciones dejadas por S. Ignacio y demás documentos oficiales de la Orden. No terminó el curso completo, sino que, al ser interrumpida dicha experiencia durante la Cuaresma como parte de la formación allí impartida, con unas semanas de predicación y otros ministerios sacerdotales del nuevo jesuita, pasó a Canarias y, terminada dicha etapa, fue destinado a Málaga.

Ya en Málaga hace sus últimos votos de religioso el 15 de agosto de 1912, y se dedica en el curso 1912 a 1913 al cuidado de los acogidos en la Casa del Niño Jesús, que había sido fundada por el P. Aicardo.

 Se encargó de fomentar la devoción al Corazón de Jesús. Como dato peculiar hay que reseñar a este propósito que el año 1915, contra todas las opiniones opuestas que le desaconsejaban el que lo hiciera, sacó por las calles de la ciudad la Procesión con la Imagen de dicho Corazón de Jesús. Hacía años, desde principio del siglo, que no se sacaba por temor al ambiente sociopolítico,  hostil a todo tipo de manifestaciones religiosas. El resultado fue de éxito rotundo y ya, durante su vida, todos los años no dejó de hacer lo mismo.

Fuera del templo, el Padre aprovechaba todas las oportunidades  posibles para visitar y atender a los enfermos  en sus casas y en el  Hospital.  No se olvida de acudir a la cárcel,  donde  atiende a los presos, con abnegación y amor. Atiende, igualmente, a las religiosas de las diversas comunidades y da Ejercicios Espirituales a los  sacerdotes de la Diócesis, etc., etc.  Todo de tal modo que llama la atención por su celo, su entrega y el no dar el mínimo descanso a su cuerpo.

 El año 1916, pasado el verano, y accediendo a la insistencia del  Obispo de aquella ciudad, D. Manuel Rancés, el P. Arnaiz fue destinado a Cádiz. En Málaga fue extraordinario el sentimiento por su partida; pero, fallecido el Obispo gaditano, fue nuevamente destinado a dicha ciudad, por esas mismas fecha del año 1.917. Cuando vuelve a Málaga la labor iniciada por él en los corralones ya  había sido asumida por otros padres de la Residencia y él, con verdadero sentido apostólico y despego de su propia obra, continúa su labor en predicación, visitas a los enfermos, a la cárcel, etc.

En Enero 1922 da comienzo a su obra de las Doctrinas Rurales, junto con su gran colaboradora Mª. Isabel González del Valle 

Mientras estaba predicando la Novena del Corazón de Jesús en Algodonales, entonces de la Diócesis de Málaga, aunque de la Provincia de Cádiz, cayó enfermo con fiebre alta, siendo diagnosticada Bronconeumonía, por los doctores que le atendían. Aunque, en un principio, el dictamen de los médicos era favorable a su restablecimiento, el cuadro clínico fue empeorando rápidamente y, a los ocho días, entregaba el enfermo su alma a Dios, cumpliéndose la predicción que él mismo había hecho semanas antes y después de dejar edificados a cuantos le asistían. Era el 18 de Julio de 1926. Sus restos descansan en la Iglesia del Sagrado Corazón de Málaga.